Mañana, Javier Milei asumirá la presidencia de Argentina con una carga económica sin precedentes, enfrentándose a una de las peores herencias financieras en la historia del país. El estado crítico de las reservas internacionales del Banco Central (BCRA) y el desorden cambiario representan dos de los desafíos más significativos que deberá afrontar.

Durante el gobierno de Alberto Fernández, las reservas netas sufrieron una caída alarmante, pasando de US$ 13.000 millones a un déficit de US$ -10.400 millones. Esta disminución se agravó especialmente en el último año, marcado por una mayor intervención en el mercado cambiario y una incapacidad para acumular divisas, lo que resultó en una fuga de aproximadamente US$ 20.000 millones de las arcas del BCRA.

Las reservas negativas presentan un obstáculo para la aspiración de Milei de dolarizar la economía y cerrar el BCRA, dificultando además el pago de la deuda con importadores, que actualmente asciende a US$ 55.000 millones.
La nueva gestión se verá compelida a generar condiciones para la acumulación de reservas, ajustando el tipo de cambio -rezagado y congelado en los últimos meses- y afrontando el posible impacto inflacionario que esto pueda acarrear.

En el frente fiscal, la administración saliente dejó un déficit primario que pasó del 0,4% al 6,4% del PBI, debido a circunstancias extraordinarias derivadas de la pandemia. Aunque posteriormente descendió al 1,8%, se prevé que la nueva administración enfrentará desafíos para cumplir con la meta acordada con el FMI, dadas las circunstancias de aumento del gasto público durante la campaña y una disminución pronunciada de los ingresos.

La estanflación pronosticada por Milei para los primeros dos años de gobierno podría implicar un incremento en los niveles de inflación, demandando una revisión de tarifas y reducción de subsidios, lo que impactará directamente en los precios y podría generar un aumento significativo en la inflación tras el ajuste del tipo de cambio oficial.
En relación a los pasivos remunerados (deuda del BCRA), la nueva administración deberá minimizar el impacto inflacionario al liberar los pesos contenidos en los títulos, evitando la emisión endógena asociada a los intereses, y abordando el financiamiento monetario del déficit.

Los indicadores socioeconómicos han sufrido un deterioro significativo durante los últimos 12 años, con un aumento continuo de la tasa de pobreza que actualmente alcanza niveles preocupantes.

El desafío que enfrentará Milei es probablemente la herencia económica más compleja desde las elecciones de 2003, especialmente debido a la escasez de dólares, constituyendo un panorama desafiante para su gestión.

