En el Mar Rojo, los ataques de los hutíes continúan en solidaridad con Hamas, dirigidos contra barcos comerciales vinculados a Israel, aumentando la tensión en Yemen. El miércoles (31/01/24), el destructor naval USS Carney interceptó un misil balístico antibuque hutí, seguido de la neutralización de 3 drones iraníes una hora después.

Para prevenir más ataques de drones y salvaguardar a las tropas, las fuerzas estadounidenses lanzaron nuevos ataques contra 10 drones y una estación de control terrestre hutí en Yemen el jueves por la mañana. Según Centcom, estos objetivos representaban una amenaza inminente para los buques mercantes y la Armada estadounidense en la región.

La ofensiva coincidió con la imposición de sanciones por parte de EE. UU. y el Reino Unido a cuatro líderes hutíes por “actos de terrorismo” en el transporte marítimo en el Mar Rojo. La situación es tan crítica que se plantea volver a catalogar a los hutíes respaldados por Irán como un grupo terrorista.

En medio de este conflicto, Italia, preocupada por las repercusiones económicas, expresó su inquietud sobre la amenaza al tráfico marítimo en el Mar Rojo. La situación ya ha afectado la libertad de navegación y el comercio global, obligando a empresas de transporte marítimo a rutas alternativas más largas y costosas. El ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, destacó la amenaza no solo a la seguridad de la navegación sino también a la estabilidad económica de Italia.

Italia, a diferencia de algunos aliados europeos, ha optado por una postura más prudente y no participó en los bombardeos en Yemen. En cambio, anunció su participación en la operación europea “Aspides”, que se lanzará el 19 de febrero. Esta operación, liderada por Francia, Grecia e Italia, se centrará en tareas de vigilancia y recolección de datos, siendo puramente defensiva y limitada al mar, marcando una diferencia con la operación “Guardián de la Prosperidad”.