Aviones de guerra israelíes llevaron a cabo el viernes una serie de ataques en los suburbios del sur de Beirut, según informaron medios estatales libaneses. Las explosiones resultantes resonaron en la capital, provocando preocupación y caos entre la población. El vocero del Ejército de Israel, Daniel Hagari, calificó la operación como un “ataque de precisión”, destacando que el objetivo estaba ubicado bajo edificios residenciales, lo que, según él, revela la utilización de los civiles como “escudos humanos”.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) atacaron la sede central de Hezbollah en el barrio de Dahiya, en Beirut. Este ataque se produjo poco después de que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, pronunciará un discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el que enfatizó la necesidad de derrotar a Hezbollah, acusando al grupo de convertir las ciudades del norte de Israel en “ciudades fantasma”. Netanyahu afirmó que Israel no tolerará más los ataques y se comprometió a eliminar la amenaza que representa Hezbollah, respaldada por Irán.
Durante su intervención en la ONU, Netanyahu acusó a Hezbollah de colocar misiles en escuelas y hospitales, enfatizando que su lucha no es contra el pueblo libanés, sino contra la organización terrorista. Anunció que las FDI habían logrado destruir una gran cantidad de cohetes de Hezbollah y eliminar altos mandos del grupo, prometiendo continuar sus operaciones hasta alcanzar sus objetivos.
En medio de esta escalada, el Ejército israelí interceptó un misil de largo alcance lanzado desde Yemen, fuera de su territorio. A pesar de que las sirenas antiaéreas sonaron como resultado del ataque, se confirmó que el misil fue detenido por el sistema de defensa ‘Arrow’. Este evento marcó al menos el segundo misil de este tipo lanzado hacia Israel en la semana, tras un ataque previo de Hezbollah que activó alarmas en Tel Aviv.
La escalada de violencia ha llevado a Israel a realizar 220 ataques aéreos contra Hezbollah en Líbano, destruyendo instalaciones y almacenes de armas. Estos ataques han causado la muerte de al menos 92 personas y han dejado 153 heridos en Líbano, sumando más de 700 muertos en total en los últimos días de enfrentamientos. Además, han provocado el desplazamiento de decenas de miles de personas, con más de 77.100 registradas en centros de acogida por el Gobierno libanés.
La situación en la región continúa siendo tensa, con un panorama incierto en medio de la guerra abierta entre Israel y Hezbollah, y con un impacto devastador en la población civil.