En medio de una creciente inflación sin aparente freno, con un índice de precios que alcanzó el 8,4% en abril y un nuevo aumento del dólar paralelo, el Gobierno ha propuesto recurrir al viejo método de abrir las importaciones como forma de presionar a la baja los precios de los alimentos.
Esta medida anunciada por el ministro de Economía, Sergio Massa, ha generado desacuerdo en diversas entidades del sector agropecuario. La Confederación Rural Argentina (CRA), presidida por Jorge Chemes, ha expresado su oposición a este tipo de acciones. Según la CRA, en un país con capacidad para alimentar a muchos otros, pero que lo hace en menor medida debido a las políticas agropecuarias erróneas y antiexportadoras aplicadas por el gobierno, proponer la importación de alimentos es como vivir en el reino del revés.
Además, la entidad ruralista advierte en un comunicado que esta importación pondrá en una situación aún más complicada a ciertas producciones locales que ya se encuentran altamente comprometidas por la coyuntura actual. Se preguntan qué implicaría para estas producciones nacionales que venderán aún menos, lo que agravaría la situación financiera de las empresas y perjudicaría aún más la cadena de pagos.
La CRA también señala que los productores de frutas, verduras, carne, leche y otras producciones regionales reciben precios internos que no cubren los costos, lo que les genera graves problemas de rentabilidad. Además, debido al tipo de cambio actual, no pueden ser competitivos, aunque paradójicamente el consumidor no puede pagar los precios de estos alimentos que están inflados de impuestos.