El CSIC, donó en el año 1989, el archivo (casi 9000 expedientes) que tenía de la Junta para ampliación de Estudios (JAE), a la refundada Residencia de Estudiantes. Recordemos cómo fueron los orígenes ilegales franquistas del CSIC, cuando por un decreto ilegal de 19 de mayo de 1938 (BOE de 20), se disolvió desde Burgos, a la JAE, que seguía funcionando en los territorios de Madrid, Valencia y Barcelona, hasta el 1 de abril de 1939, cuando finalizó la guerra.
Pasaba los bienes de la JAE al recién creado Instituto de España, que reunía a las 8 reales academias (firmado por Francisco Franco).
Por ley de 24 de noviembre de 1939 se crea el CSIC, incorporando lo decretado en mayo de 1938, y quedándose con todo el patrimonio de la JAE, edificios, y también su archivo, que tan generosamente “donó” a refundada Residencia de Estudiantes en 1989.
Todo es pues ilegal. Pasemos ahora a comentar cómo organizó la Residencia este inmenso y valioso archivo de la historia intelectual de España. Hizo convenios, por ejemplo con la Fundación Botín, y poco a poco fueron catalogando y luego digitalizando esos documentos. Aproximadamente, unos 500 pertenecían al periodo de la Guerra Civil Española, (1936-39), entre los centros que estaban en Madrid, con los de Valencia y Barcelona, que se fueron creando, según se trasladaba el gobierno legítimo de la II República.
Cuando empecé a estudiar la biografía y obra de mi abuelo, el eminente Dr. Luis Calandre Ibáñez, dado su estrecha relación con la JAE, fui a investigar el archivo de la JAE que tenían los de la Residencia.
En aplicación de la Ley de la Memoria Democrática, es ilegal, y su aplicación nula, por lo que el CSIC no es el depositario del archivo de la JAE (ni heredero de sus edificios) y no puede donarlo a ninguna institución
Fue bastante difícil acceder, pues todavía no estaban digitalizados, y había que ir solicitando documento a documento. Fotocopie unos cuantos, que me interesaban, sobre todo de la GCE, ya que Calandre había sido nombrado subdelegado en Madrid, en 1938, fue el médico durante muchos años y director del primer laboratorio.
Finalmente, por el año 2007, creo, ya pude acceder al fondo digitalizado que tenían colgado dentro de su archivo de la Edad de Plata.
Incorporaron, el fondo que había de la JAE en el Archivo General de la Administración, que tuvieron “en préstamo interbibliotecario” durante veinte años los de la Residencia.
Pude escribir mi libro “El Dr. Calandre, de la Junta para ampliación de Estudios, al exilio interior” en el año 2008, junto a todos los documentos que tenía en el archivo familiar, y documentos de otros archivos. Fue un trabajo intenso, pero gratificante, de historiadora aficionada.
Dando ahora un gran salto cronológico, acabo de ver en la web del Portal de Plata que tiene la Residencia de Estudiantes, un cambio en el archivo de la JAE, desapareció el que yo conocía y aparece uno muy extraño, donde en los centros de la JAE, como el Centro de Estudios Históricos, Instituto Cajal, secretaria de la Junta, ponen como fecha de finalización de la actividad el año 1936, y no 1939, aunque en la hoja inicial del archivo si pone 1939.
Como ya se ha demostrado, por ejemplo, en mi libro, en otros libros y Tesis, que la JAE estuvo activa los años de la guerra, incluso investigando nos preguntamos ¿qué pasa con esos 500 documentos de la guerra, y donde han ido a parar? en el antiguo archivo, yo fotocopie muchos de ellos, con el permiso correspondiente, accediendo al nombramiento de mi abuelo por Tomas Navarro Tomas, en octubre de 1938.
Otro error es poner en la ficha de este nuevo archivo, que la Comisión delegada de la JAE, finalizó el 2 del 11 de 1938, cuando hay documentos, y varios, posteriores a esta fecha, por ejemplo, el oficio del Ministerio de instrucción pública al presidente de la Comisión delegada de 12 de diciembre de 1938.
Pero no seré yo, la que vuelva de nuevo a protestar, sino que ahora con la Ley de memoria democrática, recientemente aprobada, BOE de 20 de Octubre 2022, en los artículos 25 y 26 dedicados a los archivos y al Centro documental de la Memoria Histórica (que tiene titularidad y gestión estatal, con sede en Salamanca, dependiente del Ministerio de Cultura), el que deberá encargarse de que archivos, como el de la JAE-Residencia, incluyan todos los documentos del periodos de la Guerra Civil Española, y su acceso libre.
Actualmente, ya el Pares, (ministerio de Cultura) de los archivos españoles, tienen bien identificado el periodo de funcionamiento de la JAE, incluyendo copia de las actas de las sesiones de la JAE, desde Barcelona, del 25 de mayo al 12 de diciembre de 1938. ¡Qué mayor prueba que está!
Además, una carta que se encuentra en el archivo Residencia de Señoritas, Fundación Ortega-Marañón, escrita desde (membrete) la subdelegación de la JAE en Madrid, a la contable Lucia Calvillo, que tiene la firma de mi abuelo Calandre, como subdelegado de dicha JAE, con fecha de 1939. Supongo que, a este archivo, se le aplicará también la Ley de memoria democrática.
Hemos dado muchas vueltas los investigadores, para poder conseguir toda la información referente a la JAE del Frente Popular, está claro que no estaban interesadas las administraciones. Ahora eso acaba de cambiar, por Ley, solo hay que aplicarla, y rápidamente. Yo por mi parte, acabo de hacer un inventario de los libros, la mayoría subvencionados y publicados por el CSIC-Residencia de Estudiantes, donde ponen, en algún momento, a veces entre líneas, que “la JAE fue disuelta el 19 de mayo de 1938 (BOE de 20) desde Burgos”. Este decreto, en aplicación de la Ley de la Memoria Democrática, es ilegal, y su aplicación nula, por lo que el CSIC no es el depositario del archivo de la JAE (ni heredero de sus edificios) y no puede donarlo a ninguna institución, como la creada en 1989, por el propio CSIC, la Fundación Residencia de Estudiantes, por mucho que consiguiera, con mala artes, el galardón Sello Patrimonio Europeo en el 2011, pues habían destruido durante la rehabilitación, (1990-2000) un vestigio arqueológico de la II República, un refugio antiaéreo, que se construyó debajo, para proteger a los milicianos que estaban en el Hospital de Carabineros, dirigido por el Dr. Calandre, situado en la Residencia, y en donde se curaban de una grave epidemia de malaria, desatada por los frentes de Madrid.