El duelo entre los dos candidatos llega en vísperas de que se inicie el voto anticipado en muchos Estados y dará a la candidata demócrata la primera ocasión para desgranar sus propuestas
Ningún debate presidencial ha generado tanta repercusión como el enfrentamiento entre Joe Biden y Donald Trump del 27 de junio. La actuación de Biden fue tan desastrosa que su propio partido le presionó para que se retirara. Desde entonces, Kamala Harris ha asumido el rol de candidata demócrata, y la carrera electoral se ha vuelto extremadamente reñida. El próximo 10 de septiembre, Harris se enfrentará a Trump en un segundo debate presidencial. ¿Qué diferencias marcará este nuevo enfrentamiento?
Los debates presidenciales tienen una historia que data de 1960, cuando John Kennedy y Richard Nixon se enfrentaron en televisión. Desde entonces, estos eventos han adquirido una enorme importancia, con la creencia de que los candidatos pueden ganar “impulso” o “cambiar las reglas del juego” con una buena actuación. Sin embargo, los politólogos han sido escépticos sobre el impacto real de los debates. Investigaciones de Robert Erikson, de la Universidad de Columbia, y Christopher Wlezien, de la Universidad de Texas en Austin, muestran que las encuestas previas y posteriores a los debates suelen ser muy similares. Un análisis de The Economist también sugiere que los debates tuvieron un impacto limitado en 2012 y 2016, a pesar del récord de espectadores para el primer cara a cara entre Hillary Clinton y Trump.
Los debates de 2020 fueron particularmente notables por su falta de civilidad, con Trump y Biden intercambiando insultos y descalificaciones. Según un estudio, estos enfrentamientos fueron los más irrespetuosos de la historia presidencial.
En circunstancias normales, los debates no suelen marcar una gran diferencia, ya que los votantes ya están bien informados sobre los candidatos y han estado siguiendo la campaña durante meses. Sin embargo, las elecciones de este año son diferentes. Harris se convirtió en la candidata demócrata muy tarde en la carrera, lo que significa que muchos estadounidenses aún están empezando a conocerla. A pesar de su experiencia como vicepresidenta y senadora, y su candidatura fallida en 2020, muchos votantes aún están formándose una opinión sobre ella.
Desde el debate que provocó la retirada de Biden, la tasa neta de favorabilidad de Harris ha pasado de -17 puntos porcentuales a 1 punto. Harris ya ha demostrado su habilidad como debatiente, al vencer a Mike Pence en el debate vicepresidencial de 2020 y mostrar una resolución férrea durante su interrogatorio a Brett Kavanaugh en 2018. Si Harris puede replicar esa habilidad en su enfrentamiento con Trump, podría captar la atención de más estadounidenses en una carrera electoral tan apretada. Este segundo debate podría ser decisivo para inclinar la balanza a favor de uno u otro candidato.