Con la confirmación de la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, el mundo observa atentamente cómo se desarrollarán las relaciones internacionales en los próximos años. Uno de los actores más observados en este contexto es China, una potencia económica global que ha experimentado una relación compleja con el liderazgo de Trump en su primer mandato. La política proteccionista del expresidente, especialmente en su enfoque hacia China, dejó una huella en la dinámica global y generó un sinfín de incertidumbres sobre cómo se manejarán los lazos entre ambas naciones en su segundo mandato, de confirmarse su reelección.
La Guerra Comercial y sus Consecuencias
Durante su primer mandato, Trump lanzó una guerra comercial sin precedentes contra China, implementando aranceles y barreras comerciales para reducir el déficit comercial de Estados Unidos con el gigante asiático. Los aranceles impuestos por Trump, que alcanzaron cientos de miles de millones de dólares en productos chinos, formaron parte de su estrategia para presionar a Pekín a modificar sus prácticas comerciales y reducir lo que consideraba una competencia desleal. Esta política proteccionista tuvo efectos globales, afectando no solo a las economías de ambos países, sino también al comercio mundial en general.
China, como respuesta, adoptó varias medidas para mitigar el impacto de los aranceles y, al mismo tiempo, avanzó en su agenda de diversificación económica. Si bien Pekín ha tratado de aliviar las tensiones con Washington mediante la firma de acuerdos comerciales, como la fase uno del acuerdo comercial en enero de 2020, la rivalidad entre ambas economías no se ha resuelto. De hecho, muchos expertos coinciden en que, más allá de los acuerdos, las tensiones geopolíticas y las diferencias sobre la propiedad intelectual, la tecnología y la influencia global seguirán siendo fuentes de conflicto.
El Comportamiento Esperado de China Frente a una Reelección de Trump
Si Trump regresa a la Casa Blanca en 2025, se anticipa que la postura de China será cautelosa pero decidida. Los analistas sugieren que el gobierno de Xi Jinping adoptará un enfoque mixto, que podría oscilar entre la confrontación directa y la diplomacia pragmática. En primer lugar, China probablemente continuará fortaleciendo sus lazos con otras naciones y bloques económicos para contrarrestar las presiones de Washington, especialmente en Asia y Europa. Beijing ha adoptado durante los últimos años una postura más activa en foros multilaterales, como la Organización Mundial del Comercio (OMC), buscando establecer alianzas que le permitan desafiar las políticas proteccionistas de Trump.
Por otro lado, China no dudará en usar la diplomacia económica para proteger sus intereses. Ya se ha visto en el pasado cómo Beijing utiliza su influencia económica como una herramienta de poder, ofreciendo acuerdos comerciales atractivos a países en desarrollo y construyendo infraestructura en África, América Latina y Asia. De hecho, el gigante asiático ha establecido acuerdos económicos con varios países, lo que le ha permitido mantenerse relativamente aislado de las presiones económicas de Estados Unidos. En este contexto, las políticas proteccionistas de Trump podrían generar una mayor cooperación entre China y otros socios comerciales clave, como la Unión Europea, Japón, y países de la iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt and Road Initiative).
El Papel de la Tecnología y la Propiedad Intelectual
Uno de los aspectos más relevantes en la relación entre Trump y China durante su primer mandato fue la cuestión de la tecnología. Trump implementó restricciones a empresas chinas como Huawei, acusándolas de ser una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos. Esta cuestión sigue siendo de crucial importancia para la administración china, ya que las empresas tecnológicas son ahora uno de los motores clave del crecimiento económico de China.
En este sentido, China continuará desarrollando sus propias tecnologías y capacidades en sectores estratégicos como la inteligencia artificial, la 5G, la biotecnología y la computación cuántica. Si Trump persiste en sus políticas proteccionistas hacia las empresas tecnológicas chinas, China probablemente incrementará sus esfuerzos por reducir su dependencia de las empresas de tecnología estadounidenses. Esto podría incluir un mayor impulso a la innovación nacional y a la creación de redes alternativas de tecnología global, como la implementación de estándares 5G propios y la creación de plataformas tecnológicas que no dependan del software estadounidense.
Sin embargo, la posibilidad de que China también enfrente nuevas sanciones o restricciones de exportación de tecnología hacia su país no puede descartarse. A medida que la rivalidad entre ambas naciones se intensifica, Beijing podría fortalecer sus esfuerzos por diversificar sus fuentes de suministro de tecnología, ya sea a través de alianzas con otros países o mediante el fomento de su propia industria tecnológica. En este escenario, se podría intensificar la lucha por la supremacía tecnológica global, con China adoptando un enfoque aún más agresivo para competir con Estados Unidos en los próximos años.
La Estrategia Diplomática de China
China es conocida por su enfoque diplomático pragmático, y bajo la presidencia de Xi Jinping, ha buscado equilibrar su ascenso como superpotencia económica con una diplomacia que promueve la cooperación, especialmente en áreas como el cambio climático, el comercio y el desarrollo económico. Frente a una posible reelección de Trump, Pekín podría buscar continuar con esta estrategia de acercarse a otros países a través de acuerdos bilaterales, aumentando su influencia en foros internacionales y construyendo una red de alianzas que desafíen las políticas proteccionistas de Washington.
En particular, es probable que China intensifique su involucramiento en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), el Foro BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO), mientras continúa su promoción de iniciativas como la mencionada Franja y la Ruta. Además, China podría acelerar sus esfuerzos para fomentar una mayor cooperación con Rusia, India y otros actores clave en la región de Asia-Pacífico, creando así un contrapeso económico y geopolítico al poder estadounidense.
Conclusión: Tensión, Oportunidades y Competencia
A medida que las relaciones entre China y Estados Unidos se encaminan hacia una nueva fase de competencia, Trump podría seguir adoptando un enfoque proteccionista, con medidas como la imposición de aranceles y la restricción a las empresas chinas, como Huawei. Sin embargo, China también tiene muchas cartas que jugar, y su capacidad para diversificar sus relaciones comerciales, promover la innovación tecnológica y fomentar alianzas estratégicas jugarán un papel clave en cómo enfrenta los desafíos derivados de las políticas de Trump.
La reelección de Trump podría marcar el inicio de una nueva etapa en la guerra comercial, pero China está lejos de ser una nación pasiva ante este desafío. Más allá de las tensiones económicas, Pekín se prepara para defender su lugar como una potencia global a través de una combinación de diplomacia, innovaciones tecnológicas y estrategias comerciales alternativas. En este nuevo escenario, la competencia entre las dos economías más grandes del mundo podría intensificarse, pero también podría abrir nuevas oportunidades para aquellos países que logren adaptarse y navegar en este entorno de creciente rivalidad y proteccionismo.