Rusia ha lanzado más del doble de drones y misiles contra Ucrania desde que Donald Trump regresó a la Casa Blanca en enero, según un análisis de BBC Verify, pese a los llamamientos del presidente estadounidense a un alto el fuego.
Los ataques ya venían en aumento durante el mandato del expresidente Joe Biden en 2024, pero se incrementaron bruscamente tras la victoria electoral de Trump en noviembre.
Desde su regreso al poder en enero, los ataques aéreos de Moscú han alcanzado los niveles más altos desde el inicio de la guerra.
Durante su campaña, Trump prometió poner fin a los combates en un solo día si volvía a la presidencia.
Afirmó en 2024 que la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia podría haberse evitado si hubiera estado en el cargo un presidente al que el Kremlin «respetara».
Sin embargo, en sus esfuerzos por lograr un alto el fuego ha sido acusado en ocasiones de favorecer a Rusia y su administración ha suspendido dos veces el envío de municiones antiaéreas y otros suministros militares a Ucrania.
Rusia intensifica su ofensiva
Las pausas -anunciadas en marzo y julio, y posteriormente revertidas por el propio presidente- se produjeron mientras Rusia aumentaba de forma constante su producción de misiles y drones.
Según la inteligencia militar ucraniana, la fabricación de misiles balísticos en Rusia creció un 66% en el último año.
Los datos analizados por BBC Verify, basados en los informes diarios del Ejército del Aire ucraniano, muestran que Rusia lanzó 27.158 drones y proyectiles entre el 20 de enero (cuando comenzó el mandato de Trump) y el 19 de julio, frente a 11.614 en los últimos seis meses del gobierno de Biden.


«Esta brutal guerra fue provocada por la incompetencia de Joe Biden y ha durado demasiado tiempo», afirmó la viceportavoz de la Casa Blanca, Anna Kelly, en un comunicado enviado a BBC Verify.
Agregó que «el presidente Trump quiere detener la matanza, por eso está vendiendo armas de fabricación estadounidense a los miembros de la OTAN y amenazando a Putin con duras sanciones y aranceles si no acepta un alto el fuego».
En las primeras semanas de la nueva administración, la Casa Blanca emitió una serie de comunicados cordiales que parecían dirigidos a invitar al presidente Putin a suscribir un acuerdo.
Durante ese período los ataques rusos contra Ucrania disminuyeron brevemente en comparación con las últimas semanas del gobierno de Biden.
Pero en febrero, cuando diplomáticos estadounidenses encabezados por el secretario de Estado Marco Rubio se reunieron con la delegación del canciller ruso Serguéi Lavrov en una cumbre en Riad, los ataques comenzaron a aumentar de nuevo.
A las conversaciones, que Rubio calificó como un punto de partida para poner fin a la guerra, siguieron diálogos mediados entre funcionarios ucranianos y rusos en Turquía.
Los ataques alcanzaron su punto máximo a principios del mes pasado, cuando Moscú lanzó 748 drones y misiles contra Ucrania el 9 de julio, según datos de la Fuerza Aérea de Ucrania.
Más de una docena de personas resultaron heridas en el bombardeo y dos murieron, según reportes.

Aunque Trump ha criticado en varias ocasiones el aumento de los ataques rusos, su creciente frustración no parece haber tenido impacto en la estrategia de Moscú.
El 25 de mayo Rusia lanzó su mayor ofensiva registrada hasta esa fecha, lo que llevó a Trump a exclamar con ira: «¿Qué demonios le pasó (a Putin)?»
Desde entonces, Rusia ha superado en 14 ocasiones aquel récord de lanzamientos.
Como respuesta, Trump ha exigido al Kremlin que alcance un acuerdo de paz con Ucrania antes del 8 de agosto.
El número de proyectiles rusos que logran atravesar las defensas aéreas ucranianas parece ir en aumento, y las explosiones en torno a la capital, Kyiv, se han convertido en parte de la vida cotidiana para sus residentes.
«Cada vez que te acuestas no sabes si vas a despertar al día siguiente, y eso no es una forma normal de vivir», dijo Dasha Volk, una periodista que vive en la ciudad, al programa Ukrainecast de la BBC en junio.
Y aseguró: «Cada vez que escucho una explosión o un misil volando sobre mi cabeza, muchos pensamientos pasan por mi mente, como ‘voy a morir ahora’ y cosas así.»
Ucrania, «vulnerable» a ataques aéreos

El senador Chris Coons, uno de los principales miembros demócratas del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EE.UU., dijo a BBC Verify que la decisión de Trump de suspender el envío de armas en dos ocasiones, y su enfoque general hacia Rusia, podrían haber dado al Kremlin la sensación de que tenía libertad para intensificar los ataques.
«Está claro que Putin se siente envalentonado por la debilidad de Trump y ha intensificado su brutal ofensiva contra el pueblo ucraniano, atacando repetidamente hospitales y maternidades, la red eléctrica ucraniana y otras instalaciones civiles», afirmó.
El aumento de los ataques ha renovado los llamados para que EE.UU. envíe nuevos sistemas de defensa aérea Patriot a Ucrania.
Los Patriot son los sistemas de defensa más sofisticados y costosos con los que cuenta el país; cada batería cuesta alrededor de US$1.000 millones, y cada misil casi US$4 millones.
Trump ha revertido las pausas anteriores en el suministro y ha accedido a vender armas a los miembros de la OTAN, que a su vez las enviarán a Kyiv.
El presidente dio a entender que el acuerdo incluiría nuevos envíos de baterías Patriot.
Justin Bronk, analista especializado en el ejército ruso en el Royal United Services Institute (RUSI), afirmó que las restricciones impuestas por la Casa Blanca al suministro de equipamiento militar han dejado a Ucrania «vulnerable» ante los ataques con misiles y drones.
Sin embargo, también señaló que Rusia ha intensificado la producción de misiles y de los llamados drones kamikaze como el Geran-2, una versión local del dron iraní Shahed.
Bronk explicó que las mayores reservas rusas, sumadas a «reducciones significativas» en el suministro de misiles interceptores por parte de EE.UU., han alentado a Moscú a intensificar su campaña aérea.
La base de Alabuga
La Agencia de Inteligencia Militar de Ucrania (HUR, por sus siglas en ucraniano) declaró recientemente a medios locales que Rusia produce en la actualidad hasta 85 misiles balísticos al mes, frente a los 44 que fabricaba en abril de 2024.
Según informes, Rusia está produciendo 170 drones Geran al día tras haber establecido una enorme planta de fabricación en Alabuga, en el sur del país.
En una reciente entrevista con la televisión militar rusa, el director de la planta, Timur Shagivaleyev, afirmó con orgullo que Alabuga se había convertido en «la mayor fábrica de drones de combate del mundo», y añadió que sus trabajadores están produciendo nueve veces más unidades de lo que se había previsto inicialmente.
Imágenes satelitales muestran que la planta ha experimentado una expansión significativa desde mediados de 2024, con varios nuevos almacenes construidos.
Otras estructuras, entre ellas las que parecen ser ampliaciones de los dormitorios para los trabajadores, siguen en construcción.https://flo.uri.sh/visualisation/24571807/embed?auto=1
El senador Coons advirtió que el aumento en la producción armamentística rusa implica que Washington debe dejar claro que no está preparándose para abandonar el conflicto, como han insinuado algunos funcionarios del gobierno, y subrayó que la paz solo puede lograrse mediante un «impulso decidido en la asistencia en seguridad».
Agregó que el presidente Trump debe dejar claro a Rusia que «no puede simplemente tratar de aguantar más que Occidente».
«Para lograrlo, necesita mantener una postura coherente y sostenida respecto a la guerra», aseveró.
Por su parte, Dasha Volk señaló que la moral pública se ve golpeada cada día que se prolonga la campaña rusa y disminuyen las intercepciones ucranianas.
Alegó que «la gente se está cansando de estos ataques, realmente afectan nuestras vidas».
«Sabemos por qué estamos luchando, pero se vuelve más difícil cada año, porque todos estamos agotados. Esa es la realidad», sentenció.
Fuente: BBC