El Banco Central, bajo la presidencia de Miguel Pesce, emitió la Comunicación A7895, que impone nuevas restricciones en el mercado cambiario. Esta medida prohíbe adquirir dólares oficiales para la compra de inmuebles mediante créditos hipotecarios. El gobierno actual, a solo 16 días de su finalización, intensifica el control de divisas, llevando al mercado a un inédito nivel de represión financiera.

La nueva disposición del Banco Central, comunicada a través de la Comunicación A7895, busca detener la salida de divisas y fortalecer el sistema cambiario que se encuentra al borde del colapso. La medida implica la suspensión de cualquier operación que involucre la obtención de un crédito hipotecario para la posterior compra de dólares oficiales, sumando los correspondientes recargos impositivos.

Este movimiento afectará directamente al mercado inmobiliario, limitando las transacciones de compra y venta de propiedades al ámbito de los dólares financieros legales o al valor del dólar en el mercado informal, agravando la situación de un sector que históricamente ha operado en dólares.

El sistema cambiario actual, altamente inestable, torna inviable el crecimiento del mercado inmobiliario. La constante pérdida de valor del peso, junto con la imposibilidad de establecer contratos a largo plazo debido a la inflación, ha llevado al sector a una dolarización casi exclusiva.

Esta tendencia se enmarca en un contexto de estanflación. La pérdida de poder adquisitivo del peso dificulta la firma de contratos a largo plazo, como los hipotecarios. A pesar de intentos previos con créditos indexados por la inflación para mantener la actividad del mercado hipotecario, la disparidad entre los salarios y las cuotas ajustadas por inflación ha estancado el desarrollo del crédito.

La falta de estabilidad y la limitación en las operaciones cambiarias podrían llevar a la desaparición total del crédito hipotecario en Argentina, una situación impensada hace tres décadas, cuando este mercado se expandía de manera vigorosa durante los años 90.

Las restricciones impuestas han generado una brecha cambiaria del 170% entre el dólar oficial y el mercado paralelo, niveles no vistos desde épocas de hiperinflación como en 1989 o el Rodrigazo de 1975.