El Gobierno apuesta a la desaceleración inflacionaria y un dólar en caída: Furiase y Caputo detallan las nuevas medidas económicas

A través de un extenso comunicado en redes sociales, el equipo económico del Gobierno reafirmó su prioridad en reducir la inflación, apuntando a un dólar que continúe su caída hasta los $1.000. Para lograr este objetivo, se destacó la importancia de mantener un control estricto sobre la cantidad de dinero en circulación. Federico Furiase, director del Banco Central, fue el encargado de transmitir estas ideas, asegurando que el Banco Central no intervendrá mientras el dólar se mantenga dentro de las bandas cambiarias definidas, con un piso de $1.000 y un techo de $1.400.

Furiase explicó que el nivel mínimo del dólar dentro de la banda se basa en una recapitalización del Banco Central con un desembolso inmediato de USD 20.000 de reservas líquidas, y destacó que la estrategia principal es controlar la cantidad de dinero en circulación. El funcionario también hizo hincapié en que no habrá emisión monetaria por parte del Banco Central mientras no se realicen compras de dólares, lo que refuerza el enfoque en la desinflación.

El plan económico del Gobierno privilegia, al menos en esta etapa, una desaceleración rápida de la inflación, antes que una acumulación de reservas. Con las elecciones cada vez más cerca, la prioridad es lograr una reducción tangible de los precios, lo que permitiría una recuperación más rápida de los salarios.

A pesar de la caída de aproximadamente un 12% en el tipo de cambio respecto a los niveles anteriores al anuncio de la apertura del cepo, el Gobierno considera que aún hay espacio para que el dólar siga bajando hasta llegar al piso de la banda, estimado en $1.000. Algunos analistas, sin embargo, advierten que los inversores podrían anticiparse a ese nivel, comprando dólares antes de que el Banco Central llegue a ese umbral.

En paralelo, Luis Caputo, ministro de Economía, durante su visita a Washington, restó relevancia al objetivo de compra de dólares estipulado en el acuerdo con el FMI, y subrayó que lo verdaderamente importante es mantener el superávit fiscal, asegurar las reservas y continuar avanzando en la baja de la inflación.

Con apenas dos días para terminar abril, las estimaciones sobre la inflación son más optimistas. Se espera que la inflación de abril se ubique alrededor del 3,2%, aunque el índice “punta a punta” estaría en torno al 2,5%. Esto da razones para ser optimistas sobre el comportamiento de los precios en mayo, aunque alcanzar una caída por debajo del 2% será difícil. Un ajuste del 6% en el precio del transporte público en mayo podría generar algo de presión sobre el índice, pero en general, el proceso de desaceleración inflacionaria parece haberse retomado con fuerza.

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