La administración de Javier Milei enfrenta un delicado acto de balance entre dos de sus principales socios comerciales: Estados Unidos y China. A pesar de la afinidad del presidente con la primera potencia mundial y su constante respaldo a Israel, su gobierno ha logrado mantener relaciones constructivas con el gigante asiático, algo que muchos de sus antecesores hubieran deseado.
La última semana mostró este esfuerzo de equilibrio en acción. Primero, en el marco del G20, Milei logró una reunión con el presidente chino, Xi Jinping, justo después de la victoria de Donald Trump. Aunque la relación no fue tan cálida como la que Xi mantuvo con el brasileño Lula da Silva, la reunión fue clave para continuar con los proyectos bilaterales. Entre estos, destacan la renovación del swap con el Banco de China y el avance de las represas Cepernic y Kirchner en Santa Cruz.
Pocos días después, el gobierno publicó los pliegos para la concesión de la Hidrovía, la principal vía de exportación del país. Este pliego, aunque técnico, dejó claro un mensaje: las empresas chinas, especialmente aquellas con control estatal, no podrán participar de la concesión, un guiño a Estados Unidos, que históricamente ha presionado en este sentido. Sin embargo, expertos en relaciones internacionales coinciden en que China mantendrá su paciencia estratégica, sin dejar de vigilar los movimientos de Argentina.
A principios de año, la administración de Milei también adoptó políticas que limitan la presencia china en las licitaciones tecnológicas, específicamente en telecomunicaciones, donde la firma Huawei tiene un peso significativo. No obstante, el acuerdo de renovación del swap con el Banco de China podría influir en que estas restricciones cambien en el futuro, ya que para Estados Unidos, la competencia en 5G sigue siendo un tema de vital importancia.
Con la mirada puesta en el comercio, el gobierno de Milei sigue trabajando por abrir la economía argentina al mundo. Se espera que en la cumbre del Mercosur, que se celebrará en Uruguay a principios de diciembre, pueda lograrse algún avance respecto al postergado acuerdo de libre comercio con la Unión Europea (UE). Aunque las diferencias persisten, el gobierno se muestra optimista de que el acuerdo no es insalvable.
Por otro lado, la situación interna del país se mantiene tensa. La economía argentina sigue experimentando una mejora, con el peso fortalecido, las reservas creciendo y el crédito privado en expansión. Sin embargo, el ministro de Economía, Luis Caputo, aún enfrenta grandes desafíos, especialmente en lo que respecta al Fondo Monetario Internacional (FMI). En los próximos meses, Argentina necesitará avanzar en sus negociaciones con el FMI para asegurar un acuerdo que brinde estabilidad.
Por último, el mercado privado también enfrentará retos. La posibilidad de que Mercado Libre entre al sector bancario genera incertidumbre, mientras que el gobierno se prepara para regular más estrictamente a empresas de pago como Mercado Pago, con el objetivo de igualar las condiciones de competencia.
Si bien el futuro cercano parece prometedor, tanto en el ámbito económico como diplomático, Argentina seguirá lidiando con los desafíos de equilibrar sus relaciones con dos potencias mundiales mientras enfrenta presiones internas y externas.