Miles de migrantes cruzaban desesperadamente a Estados Unidos antes de que rija una nueva regulación que impida que la mayoría de los que traspasan ilegalmente la franja limítrofe soliciten asilo. Es que Estados Unidos puso fin a las restricciones fronterizas por el COVID-19 que mantenían a muchos migrantes en el límite con México, reemplazando de inmediato lo establecido por el Título 42 con nuevas y radicales reglas de asilo destinadas a disuadir los cruces ilegales.
Bajo el Título 42, que ha estado vigente desde marzo de 2020, muchas personas que cruzaron la frontera fueron expulsadas rápidamente a México sin la posibilidad de solicitar asilo, lo que provocó repetidos intentos de algunos migrantes. Pero la nueva norma migratoria estadounidense supone que la mayoría de los inmigrantes no son elegibles para el asilo si pasaron primero por otros países en los que no buscaron protección o si no usaron las vías legales para ingresar al país. Sin dudas, esta nueva regla es una parte clave del plan de control fronterizo del presidente Joe Biden.
El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, dijo que la nueva regla significaría consecuencias más duras para los migrantes que cruzan ilegalmente y que, de ser atrapados, podrían ser deportados y excluidos de la posibilidad de calificar para el asilo en Estados Unidos durante cinco años. “Estamos dejando muy claro que nuestra frontera no está abierta, que cruzar irregularmente es contra la ley y que aquellos que no sean elegibles para la ayuda (asilo) serán devueltos rápidamente”, afirmó Mayorkas en una conferencia de prensa en Washington.
Los migrantes se han estado aglomerando en México cerca de varias partes de la frontera, muchos de ellos sin saber cuándo o cómo cruzar. En las horas previas a la entrada en vigor de la nueva regulación de asilo del gobierno de Biden, se produjeron escenas caóticas de migrantes que luchaban por ingresar al país.
Miles de personas vadearon ríos, escalaron muros y cruzaron diques hasta suelo estadounidense, con la esperanza de ser procesados antes de la medianoche que finalizara el Título 42. Por ejemplo, en Matamoros, México, grupos de personas cruzaron el Río Grande con el agua hasta el cuello. Algunos cargaban bebés pequeños y bolsas de pertenencias sobre sus cabezas intentando llegar a Brownsville, Texas.
Aun antes de que expirara el Título 42, el gobierno del presidente Joe Biden ya lidiaba con una cifra récord de migrantes en la frontera con México, situación que mantenía presionadas a las autoridades estadounidenses y a las ciudades fronterizas.
CRÍTICAS DE AMBOS LADOS
Biden, cuyas promesas de campaña incluyeron la promesa de que revertiría las políticas de Trump, mantuvo el Título 42 y finalmente lo extendió hasta dar fin a la emergencia sanitaria por COVID-19. En todo ese período, se registran más de 2.7 millones de expulsiones de migrantes bajo la norma.
Ahora los republicanos culpan a Biden, un demócrata que se postula para la reelección en 2024, por suavizar las políticas de línea dura del expresidente republicano Donald Trump, actual favorito para ser el candidato del partido; mientras que el mandatario responsabiliza al Congreso por no aprobar una reforma migratoria integral.
Por su parte, una coalición de 22 fiscales generales estatales republicanos se opuso por separado a la nueva medida de asilo de Biden, afirmando que está «plagada de excepciones». Pero algunos demócratas y defensores de la inmigración han dicho que la regulación socava la capacidad de solicitar asilo en las fronteras de Estados Unidos, como exigen la ley estadounidense y los acuerdos internacionales.
Mientras tanto, la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles ya presentó una demanda contra la política de Biden. Sin embargo, funcionarios del gobierno dijeron a finales de abril que están ampliando las vías legales para los inmigrantes en el extranjero con el fin de ofrecer formas alternativas de entrar en Estados Unidos y desalentar los cruces ilegales.
Fuente: Newsweek