El Gobierno estadounidense apuró el envío de altos funcionarios hacia Buenos Aires para reforzar la advertencia sobre la inconveniencia de construir una nueva planta nuclear en asociación con China. Para el experto Sergio Cesarín, la presión estadounidense ratifica que Sudamérica “es un campo de batalla” para las tensiones Washington-Pekín.
La posibilidad de que China suscriba un importante acuerdo de cooperación nuclear con Argentina encendió las alarmas en Washington, que activó un operativo para intentar evitar que Pekín aporte tecnología y financiamiento para una nueva central nuclear en territorio argentino.
En febrero, la estatal Nucleoeléctrica Argentina firmó un acuerdo con la Corporación Nuclear Nacional China (CNNC) para la construcción de la central nuclear Atucha III, destinada a complementar la generación eléctrica de los complejos Atucha I y II. El acuerdo no solo prevé que el gigante asiático financie el proyecto —cuyo costo total superaría los 8.000 millones de dólares— sino que se utilice la tecnología Hualong One, un tipo de reactor nuclear diseñado en China.
Pero lo que podría ser un acuerdo beneficioso entre dos partes parece incomodar a un tercero, EEUU, que decidió enviar a Buenos Aires a funcionario de primer nivel en materia de energía nuclear. Un artículo del diario argentino Página 12 consigna que el 11 de abril llegó a Argentina Christopher Hanson, presidente de la Comisión Reguladora Nuclear de EEUU, tan solo semanas después de la visita del vicesecretario de Energía del Gobierno estadounidense, David Turk.
El artículo ratifica que ambos funcionarios llegaron con el mismo motivo: advertir al Gobierno argentino el descontento de Washington con que Argentina se alíe con China para incrementar su complejo de energía nuclear.
Tampoco fueron los únicos intentos: en enero el embajador estadounidense en Buenos Aires, Marc Stanley, había hecho la misma advertencia durante una visita a las centrales de Atucha. Por si fuera poco, el Departamento de Estado programó una visita de su vicesecretaria, Wendy Sherman, a la capital argentina que presumiblemente toque los mismos asuntos.
La número dos de la política exterior estadounidense solo visitará dos países latinoamericanos durante una gira de cuatro días: República Dominicana y Argentina. En el país sudamericano, Sherman no solo se entrevistará con el canciller argentino, Santiago Cafiero, y el ministro de Economía, Sergio Massa, sino que incluyó en su agenda un encuentro con la secretaría de Energía, Flavia Gabriela Royón.
Para terminar de fortalecer la catarata de visitas estadounidenses, el 17 de abril viajará a Argentina Laura Richardson, jefa del Comando Sur de las Fuerzas Armadas y una de las jerarcas estadounidenses que más desembozadamente ha apuntado contra lo que Washington considera una avance de la influencia china en Sudamérica. Richardson tiene previsto reunirse con el ministro de Defensa argentino, Jorge Taiana.
En diálogo con Sputnik, el analista internacional especializado en Asia Sergio Cesarín subrayó que las visitas de altos funcionarios estadounidenses “son consecuentes con la posición de EEUU con respecto al avance de China en América Latina“. El experto recordó que se trata de un tema de tanta preocupación para Washington que fue uno de los puntos sobre la mesa en el último encuentro sostenido entre el presidente argentino, Alberto Fernández, y su par estadounidense, Joe Biden, el 29 de marzo en la Casa Blanca.
Para Cesarín, la actitud de EEUU “refrenda que tanto Argentina como la región son territorios en disputa y parte de una tensión global entre EEUU y China”.
El analista remarcó que, en el caso de Argentina, las presiones desde EEUU encuentran un respaldo en “la dependencia financiera” que Buenos Aires tiene del Departamento del Tesoro estadounidense y organismos multilaterales de crédito como el Fondo Monetario Internacional (FMI), con quien el Gobierno argentino mantiene un acuerdo para el pago del préstamo de 44.000 millones de dólares otorgado por el organismo al Gobierno encabezado en ese entonces por Mauricio Macri (2015-2019).
Cesarín señaló que Argentina requiere “la aquiescencia de Biden y los organismos internacionales para sobrevivir financieramente“, lo que pone al país en un “juego cr
Para el experto, el Gobierno de Biden ve al actual Gobierno argentino como un país que “se identifica mucho más con China, un actor que considera un adversario estratégico con el que debe competir”. Así, EEUU busca establecer “barreras de contención” para evitar que el vínculo entre Pekín y Buenos Aires avance.
De todas maneras, el experto consideró que Argentina mantiene “margen de maniobra” ante las presiones estadounidenses, como demuestra la presencia de varias empresas chinas operando en Argentina en sectores clave como la extracción de litio o el desarrollo de tecnología 5G.
Cesarín señaló también que la cooperación entre Argentina y China en energía nuclear exige tomar algunas decisiones técnicas, pero advirtió que la decisión final será “netamente política”, teniendo en cuenta que para el gigante asiático sería una gran noticia. “Exportar su tecnología nuclear a un país con tradición nuclear sería algo realmente muy importante para China, no solo desde lo económico y tecnológico, sino también desde el soft power“, comentó.
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