Desde diversos ámbitos académicos y profesionales, tanto a nivel local como internacional, se han alzado críticas en torno a la posibilidad de dolarizar la economía argentina, una propuesta impulsada por La Libertad Avanza. Dos de los últimos actores en unirse al coro de críticos son el Institute of International Finance (IIF), un destacado think tank de la banca internacional, y el influyente banco de inversión Goldman Sachs. Martín Castellano, economista argentino, y Alberto Ramos, economista jefe para la región con experiencia en Wall Street, respectivamente, son los autores de los estudios que han generado un amplio debate en la comunidad económica.
El equipo del IIF realizó un análisis de los costos asociados a la dolarización y destacó la limitada flexibilidad que esta medida otorgaría para hacer frente a crisis económicas. Según su evaluación, la implementación de la dolarización en Argentina requeriría una inversión de entre 30,000 y 40,000 millones de dólares para absorber la cantidad de pesos emitidos pero fuera de circulación, una propuesta que resulta inviable en el corto plazo debido a las actuales reservas netas negativas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) y la falta de capacidad de endeudamiento. Además, advierten que la obtención de dólares en los mercados internacionales sería una tarea desafiante, dada la reticencia de los inversores extranjeros a adquirir más activos argentinos. Esto se refleja en la experiencia de Mauricio Macri, cuando a pesar de un amplio financiamiento inicial, el resultado no fue positivo.
El IIF también enfatiza que un nuevo programa del Fondo Monetario Internacional (FMI) proporcionaría, en el mejor de los casos, 10,000 millones de dólares en financiamiento adicional, lo que no sería suficiente. Concluyen que, sin financiamiento externo, se requeriría un importante superávit en cuenta corriente, derivado de la consolidación fiscal y el ajuste del tipo de cambio real, lo que a su vez necesitaría un plan creíble para reducir la inflación. Esto podría conllevar una disminución significativa del PIB real en 2024, muy por debajo de las previsiones del mercado. Por lo tanto, el IIF considera que la dolarización sin reservas de divisas sería un régimen demasiado costoso para implementar en el corto plazo.
Por su parte, el equipo de Goldman Sachs evaluó si la dolarización es una oferta que Argentina no puede rechazar. Concluyen que la dolarización no es una solución sin costos y que limita las herramientas de política económica. Sostienen que, para que la dolarización sea sostenible, se requiere una política fiscal disciplinada, lo cual no es una característica de la situación actual en Argentina. Sin esta disciplina fiscal, la dolarización podría resultar dolorosa o incluso colapsar en el futuro.
Los expertos de Goldman Sachs enfatizan que, para lograr una dolarización exitosa, es necesario implementar un ajuste fiscal estructural rápido y tangible, contar con un banco central independiente y responsable, llevar a cabo reformas estructurales para hacer que la economía sea más abierta, productiva y flexible, y contar con el respaldo de una economía política y un contexto social que apoyen la disciplina fiscal y el ajuste cuando sea necesario.
En resumen, aunque la dolarización podría ser una parte de una solución más amplia para los problemas económicos de Argentina, no puede considerarse como una solución por sí sola. La implementación exitosa de la dolarización requeriría una serie de condiciones previas exigentes y una serie de reformas significativas en la economía argentina.