El día después de las elecciones primarias (PASO) en Argentina, marcado por la devaluación del peso y los resultados electorales, ha generado un clima de agitación y tensiones en el ámbito político. El oficialismo se encuentra en una posición compleja después de la derrota en las PASO, que se vio agravada por la decisión de devaluar la moneda liderada por Sergio Massa, lo que ha intensificado las discusiones internas y el reclamo de responsabilidades.
La medida de devaluación, tomada con los datos electorales aún en proceso de consolidación, ha exacerbado las tensiones dentro del partido peronista. Además, los cuestionamientos hacia la estrategia electoral se han manifestado en forma de “pase de facturas”, abordando temas como el mapeo de los cortes de boletas, la distracción de líderes territoriales, las críticas a los analistas de campaña y la supuesta ejecución inadecuada de la devaluación del peso.
La decisión de la devaluación, también conocida como “deva”, fue vista por algunos como inevitable, ya que Massa negoció un acuerdo con el FMI para congelar la pretensión de una devaluación mayor. Sin embargo, esta estrategia no tuvo los resultados esperados en las PASO y dejó al oficialismo en una posición más complicada.
La figura de Javier Milei, candidato de La Libertad Avanza (UP), se ha destacado en este escenario. Milei ha logrado trascender la división tradicional entre los votantes de Juntos por el Cambio (JxC) y los del Frente de Todos (FdT), al obtener votos de diversas áreas socioeconómicas y grupos demográficos. Su impacto electoral ha llevado a la necesidad de un replanteamiento estratégico por parte del oficialismo y de la oposición.
Se ha identificado una fractura social evidente entre los votantes de JxC y los de UP, lo que complica el panorama electoral. La tarea del oficialismo es recuperar su base y alcanzar al menos el 33% en las elecciones generales para asegurarse un lugar en el balotaje.
El análisis también se centra en la comparación entre los resultados de las elecciones de 2019 y 2023, destacando cómo UP ha logrado captar una variedad de votantes de diferentes sectores y regiones. Este fenómeno se ha observado especialmente en provincias del interior del país.
El desafío del oficialismo radica en recuperar terreno y abordar la situación económica, que es un tema central de preocupación para la vicepresidenta Cristina Kirchner. La economía se presenta como una variable crucial para la dinámica electoral, y las decisiones económicas del gobierno son examinadas con atención, ya que podrían afectar la estabilidad y el rumbo del país.
En este contexto, se espera que las próximas semanas sean cruciales para el oficialismo y la oposición, ya que se perfilan estrategias y ajustes para enfrentar las elecciones generales en octubre. El desafío consiste en abordar las tensiones internas, recuperar la confianza del electorado y establecer estrategias efectivas en medio de un escenario político y económico incierto.