Argentina enfrenta una creciente deuda con el comercio exterior, evidenciada por la discrepancia entre las importaciones y los pagos realizados en los últimos 12 meses. Con importaciones que suman u$s74.757 millones y pagos de u$s56.968 millones por parte del Banco Central, se estima una deuda de u$s17.789 millones con empresas extranjeras.
Las reservas del Banco Central al 1 de diciembre se sitúan en u$s21.426 millones, lo que sugiere una incapacidad para saldar las deudas privadas con empresas extranjeras.
Dos escenarios plantean distintos niveles de equilibrio en el precio del dólar. Con reservas alrededor de u$s22.000 millones y pasivos monetarios en $39 billones, se proyecta un dólar de equilibrio en torno a los $1.770. Con ayuda internacional y la reactivación del comercio, el dólar podría situarse en $1.100 hacia fin de año.
La deuda por importaciones representa un desafío considerable para la economía argentina. La obtención de financiamiento para honrar estos compromisos sería crucial para reabrir el comercio con el mundo, eliminando pesos de la economía y generando un escenario propicio para el crecimiento.
El restablecimiento del comercio exterior sería beneficioso para el país, disminuyendo los precios de los productos importados en el mercado local, absorbiendo excedentes monetarios y dinamizando las exportaciones.
El fracaso en resolver esta deuda y restablecer el vínculo con el exterior podría llevar a una disminución en las exportaciones, un exceso de pesos en la economía y, eventualmente, una inflación persistente.
La urgencia de potenciar las exportaciones se vuelve fundamental para incrementar la producción, abrirse al mercado global y cumplir con los compromisos internacionales. La herencia de escasez de recursos y dólares junto a un delicado clima social condiciona al próximo presidente.
La focalización en el stock de Leliq no resolverá los problemas estructurales. El verdadero desafío radica en el aislamiento internacional y la deuda acumulada por importaciones impagas, obstaculizando el ingreso futuro de divisas por exportaciones.
Los niveles de pasivos remunerados y la base monetaria apuntan a un crecimiento alarmante. Sin ayuda externa, la estabilidad a corto plazo parece inalcanzable. Los primeros 100 días del nuevo gobierno serán cruciales para determinar la dirección de la economía y el rumbo del valor del peso.