Davos: jóvenes hambrientos de cambio en el Foro Económico Mundial

“Vi a un hombre caminando hacia mi escuela. Solo calzaba un zapato y me di cuenta de que era mi padre y, de repente, me sentí muy orgullosa, porque sabía que él había invertido todo todo lo que poseía en mi educación”, dijo Wanjuhi Njoroge. Está sentada con un grueso abrigo acolchado en un hotel de Davos mientras cuenta su historia.

Afuera está nevando. Llegó a Alpendorf, Suiza, desde Nairobi para asistir al Foro Económico Mundial (FEM) de 2023. La activista ambiental y educativa creció en un pequeño pueblo de Kenia. Su padre es agricultor, y su madre, maestra.

Programar en zonas rurales

Aunque en su entorno era una prioridad que los niños recibieran una buena educación, Wanjuhi Njoroge aprendió a usar una computadora en la escuela secundaria. Enseguida se dio cuenta de que el acceso a la tecnología significaba también el acceso a la educación. Ahora, ya adulta, ha logrado que cada vez más jóvenes de las zonas rurales de Kenia aprendan programación.

Otro tema relevante para la activista es cuidar de los árboles y reforestar bosques de su país. #SaveOurForestsKE es el nombre de la campaña que se lanzó en Kenia en 2018 y que, según ella, “originó la prohibición total de la tala (de árboles)”. Luego, durante sus declaraciones, dudó por un momento, como si estuviera viendo los bosques destruidos: “He visto los efectos del cambio climático”, explicó.

Los “Global Shapers” o “transformadores globales” en el FEM

Pero, ¿qué tienen que ver los árboles de Kenia con el Foro Económico Mundial? Mucho, piensa Wanjuhi Njoroge. El FEM ofrece una plataforma de intercambio, donde los activistas pueden aprender unos de otros y también debatir proyectos y medidas. En primer lugar, los “Global Shapers” o “transformadores globales” entre sí y, luego, con los pesos pesados de la política mundial, que viajaron a Suiza para la cumbre.

“Me reúno con presidentes africanos aquí, lo que sería casi imposible en África”, dijo la keniana. Es inconformista y quiere promover el cambio. La protección del clima y el medio ambiente deben ser una máxima prioridad para los poderosos, piensa la joven.

Jóvenes ucranianos y secuelas de la guerra

Roman Smolynets está ocupado con otro tema totalmente diferente. A este ucraniano de 24 años se le nota el agotamiento de las últimas semanas y meses. En Leópolis trabaja como anestesista en el hospital más grande del oeste de Ucrania.

No sabe cuántas víctimas de guerra pasaron por el quirófano donde él trabaja. No logra borrar algunas imágenes de su cabeza, como la de una niña de seis años que perdió sus piernas en un ataque con misiles. “Vi cosas terribles mientras trabajaba”, dijo en voz baja.

Tardó dos días en llegar a Davos. También es un “transformador global”. Afirmó que el material médico fue donado a Ucrania. #SupportUkraineNow fue el nombre de la exitosa campaña.

“Un debate más radical”

El anestesista quiere que se garantice que la guerra y sus consecuencias vuelvan a ocupar un lugar destacado en la agenda del FEM. “Tengo que ser la voz de Ucrania”, dijo con orgullo. Su preocupación es que la atención global con respecto a su país está disminuyendo. “Estamos en guerra en Europa, no se puede permitir que se cansen (del tema)”, enfatizó.

Tariq Al-Olaimy, de Baréin, quien también forma parte de la comunidad de los “Global Shapers”, resumió la misión de los jóvenes: “Somos los próximos que tomaremos decisiones; aspiramos a que haya más diversidad y debemos tener un debate más radical”.

(rmr/cp)

1:37 min

Fuente: WD, Alemania.

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