En la carrera hacia las elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) del 13 de agosto, Cristina Fernández de Kirchner, su hijo Máximo Kirchner y el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, están apostando a repetir el resultado del año 2017, cuando el peronismo bonaerense obtuvo un 37% de votos. El objetivo es evitar una derrota similar a la que sufrieron en aquella ocasión, donde la propia vicepresidenta perdió frente a Esteban Bullrich.
Los líderes peronistas buscan retener la gobernación de Buenos Aires y creen que un resultado similar al de 2017, sumado a un desempeño del candidato libertario Javier Milei por encima del 15%, podría asegurarles el triunfo. Sin embargo, la preocupación crece entre los jefes peronistas de la región, quienes reconocen que muchos votantes están enojados y desilusionados, y algunos podrían optar por abstenerse de votar en las elecciones.
El candidato Sergio Massa, que en 2017 obtuvo 12 puntos con la coalición 1País, enfrenta dificultades para atraer votos del centro político, y se considera poco probable que pueda sumar votos extras para las PASO en la Provincia de Buenos Aires.
Los jefes peronistas reconocen la dificultad de reconquistar a los votantes desilusionados y admiten desconocer la estrategia para lograrlo. La abstención se ha convertido en un factor de preocupación, ya que necesitan una alta participación electoral para alcanzar el 37% de votos que obtuvieron en 2017.
La tensión se incrementa debido al crecimiento constante de la abstención en la región. Los líderes peronistas están dispuestos a trabajar arduamente para convencer a sus votantes enojados a participar en las elecciones, pero reconocen que no será una tarea fácil.
El candidato liberal, Javier Milei, se ha vuelto una figura preocupante para el peronismo, ya que en varios municipios amenaza con superar el 10% de los votos, lo que podría afectar las aspiraciones de Sergio Massa y fortalecer a Milei como una figura política con respaldo electoral independiente.
No todos los jefes comunales comparten la idea de emular los resultados del 2017, ya que algunos temen que el 37% de votos que aseguraría la gobernación para Kicillof y La Cámpora pondría en riesgo la continuidad de varios intendentes en las próximas elecciones municipales.
En medio de la incertidumbre y la presión, la carrera hacia las PASO en la Provincia de Buenos Aires continúa, y los líderes peronistas buscan asegurar una victoria que les permita mantener el control político en la región.