Crisis y División en La Libertad Avanza: Conflictos Internos y Pérdida de Control en el Congreso

La Libertad Avanza (LLA) enfrenta una rebelión interna y una pérdida de control en el Congreso, reflejando profundas divisiones entre el Presidente Javier Milei y su vice, Victoria Villarruel. La reciente controversia en torno a la integración de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, impulsada por Milei, ha generado tensiones abiertas entre la Casa Rosada y Villarruel, agravadas por la falta de negociación política efectiva en el Senado.

La situación alcanzó un punto crítico la semana pasada con la aprobación de la ley de financiamiento educativo, que provocó una respuesta inmediata del Poder Ejecutivo Nacional con la amenaza de un veto total. Este conflicto legislativo subraya la desorganización dentro de LLA en la Cámara de Diputados, donde el líder Martín Menem planea expulsar a Lourdes Arrieta tras un escándalo relacionado con visitas a genocidas en el penal de Ezeiza.

En contraste, Villarruel ha mantenido un control más firme sobre el bloque libertario en el Senado, donde las diferencias con la Casa Rosada han quedado al descubierto. Hubo incluso un intento fallido de expulsar al senador Francisco Paoltroni por oponerse a la nominación de Ariel Lijo a la Corte Suprema, acción que fue respaldada por la conducción del bloque y Villarruel.

El Gobierno de Milei ha repetido un enfoque legislativo que consiste en enviar proyectos al Congreso sin negociaciones previas, estrategia que ha fracasado repetidamente, como se vio con la reducida ley de Bases y el rechazo generalizado a la ley de financiamiento educativo en el Senado.

Sin figuras clave de negociación en el Congreso y con un jefe de Gabinete limitado en su capacidad de acción, el Gobierno enfrenta dificultades crecientes. Las tensiones entre Milei y Villarruel se han intensificado, especialmente después de que Villarruel fuera marginada en áreas clave como Seguridad y Defensa y excluida de eventos importantes, como la reunión con jefes de las Fuerzas Armadas.

La discordia interna también se reflejó en posturas divergentes sobre políticas educativas y económicas, con Villarruel apoyando la educación pública y Milei criticando duramente los esfuerzos por aumentar el financiamiento para las universidades. Este choque de agendas y visiones pone de manifiesto una profunda crisis en el partido, que amenaza con debilitar aún más su cohesión y efectividad política.

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