El sistema cambiario en Bolivia, que ha estado vigente durante los últimos 15 años, está enfrentando una crisis sin precedentes. El gobierno socialista de Luis Arce se encuentra en una situación difícil debido a la falta de recursos para respaldar la moneda local, el boliviano, que ha sido fijado a una tasa cercana a 7 por dólar desde los años de auge del producto básico.
Las arcas del Banco Central de Bolivia (BCB) están prácticamente vacías, con solo USD 372 millones, lo que apenas alcanza para cubrir dos semanas de importaciones. Arce está presionando a los legisladores para que anulen una ley para poder vender algunas de las 43 toneladas de oro por efectivo.
Además, la autoridad monetaria ha anunciado la suspensión de las ventas de dólares a partir del 12 de abril, lo que ha provocado una corrida contra el peso boliviano. Los ahorristas bolivianos temen que el sistema cambiario llegue a su fin y que el régimen de Luis Arce se vea obligado a convalidar una dramática devaluación que afectaría la estabilidad de precios y las expectativas inflacionarias.
La falta de dólares en el país es un problema grave, lo que ha llevado al índice de Riesgo País a triplicarse en los primeros cuatro meses de 2023 y a escalar a casi 2.000 puntos básicos, cuando en enero no superaba los 700 puntos. Los economistas predicen que el país se encuentra en una situación crítica y que es necesario tomar medidas para evitar una crisis aún mayor.