Tras cinco meses consecutivos de caída, el Índice de Confianza en el Gobierno subió 5% en mayo. El repunte se concentró en dos segmentos clave: los jóvenes y el Gran Buenos Aires.
Mientras el presidente Javier Milei acelera medidas económicas con la mirada puesta en las elecciones legislativas, el Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) de mayo mostró una señal alentadora: subió 5% respecto de abril y cortó con cinco meses seguidos de caídas.
El dato surge del informe mensual que elabora la Universidad Torcuato Di Tella desde 2001 y que se convirtió en una referencia para medir el humor social. Este mes, el ICG alcanzó los 2,45 puntos en una escala de 0 a 5, y si bien sigue por debajo del promedio de la gestión de Mauricio Macri en igual período de mandato, recupera un 36% de la confianza que Milei había perdido desde diciembre.
La mejora es significativa, especialmente porque abarca los cinco componentes del índice:
- Capacidad para resolver los problemas del país: 2,90 (+4,9%)
- Honestidad de los funcionarios: 2,70 (+4,7%)
- Eficiencia en el gasto público: 2,46 (+4,5%)
- Evaluación general del gobierno: 2,20 (+8,7%)
- Preocupación por el interés general: 2,00 (+2,6%)
Jóvenes y GBA, dos señales clave para La Libertad Avanza
Más allá del promedio nacional, dos datos del informe encendieron luces verdes para el oficialismo. El primero es generacional: el mayor salto en la confianza se dio entre los jóvenes de 18 a 29 años, un núcleo clave del electorado libertario, que había mostrado cierto desencanto en los últimos meses. En mayo, el ICG entre los jóvenes fue de 3,04 puntos, con una suba del 19,2% frente a abril.
El segundo dato relevante es geográfico: en el Gran Buenos Aires, el índice subió 10% respecto del mes anterior, alcanzando 2,21 puntos, la segunda marca más alta después del interior del país (2,62). El conurbano es un territorio clave para las elecciones legislativas de septiembre en la provincia de Buenos Aires, donde Milei apuesta al acuerdo con el PRO como plataforma electoral.
Por el contrario, la Ciudad de Buenos Aires mostró una baja del 4,5%, con un ICG de 2,11 puntos, aunque el oficialismo viene de imponerse allí en las elecciones locales, lo que confirma que la relación entre confianza y voto no siempre es lineal.
Una mejora coyuntural, pero con valor político
Si bien en la comparación interanual el índice cayó 2,6%, el gobierno puede leer esta suba como un respaldo parcial a sus últimas decisiones económicas: la flexibilización del cepo sin sobresaltos cambiarios, la baja de la inflación y los anuncios de apertura importadora y desregulación del dólar informal.
La encuesta se realizó entre el 2 y el 12 de mayo sobre 1.001 casos distribuidos en 40 localidades del país, con un margen de error de 0,06.
Aún es pronto para trazar un vínculo directo entre estos números y las urnas, pero el repunte del ICG en mayo ofrece un respiro al oficialismo en plena campaña. Las próximas mediciones –junio, julio y agosto– serán cruciales para ver si la tendencia se consolida.