Debate y Convergencia

Con amor te pari, por Lorena Ottaviano

En Soledad con vos,
Con Amor y Dolor,
te pari.
Lorena Ottaviano.


Silenciadas y forzadas, las que parimos sin elección.
Las que no tuvimos opción
Las que no sabíamos
Las que dejaron olvidadas en el pasillo
A la espera de un lugar, del doctor, de los tiempos del otro.


Así pasó con ellas, las hermanas que entraron juntas a parir, las dos panzonas, una gritando, la otra calmando.
No era el tiempo de las dos pero la naturaleza las alineó, como a todas, nos hermana sabiamente, con el cronos de la afinidad.
Esa noche, y casi al mismo tiempo, después de comer, rompieron bolsa.
Con urgencia se fueron en taxi, una con el bolso preparado, la otra no. En sillas de ruedas, una tras otra, hasta que la orden fue clara “ agarra a la más gorda que está a grito pelado y nos va a enloquecer “, así las separaron.
Y la que calmaba quedó, en el rincón, con su dolor callado, sola, gritando por dentro. Y esperando.
La otra, la gorda, silenciada por órdenes de unos y otros que desfilaban junto a la cama.
Así terminó, cortada, pariendo con cesárea y puntos infinitos.
Tuvo un varón, hermoso, pero casi no lo vio, se lo llevaron rápido a evaluar. Quedó desolada y aturdida.
La otra, sin gritar, pario, “ vos si que no jodes “ le repetían una y otra vez, casi las mismas veces que le decían, cerra las piernas que tiene que llegar el doctor, aguantalo ahí.
En tiempo infinito, ese que no pasa, llegó el doctor y parió. Nació la nena, bella como ninguna, pensaba, mientras que al mismo tiempo no imaginaba cómo iba a arreglarse con ella, su hermano de 15 meses y el marido, tan demandante como todo hijo único.
Claro, y su hermana menor que también estaba pariendo en algún lugar del hospital. No le daba el tiempo ni los recursos.
Y así comenzó una nueva etapa en la vida de cada una.
La “gritona” pasó a silenciarse por siempre, a escondidas escribió su dolor, nunca más contaría su sentir, por miedo a que le volviera a ocurrir, ser lastimada por sufrir.
La otra, dejó de ser mujer, para entregarse a los otros por siempre.
Y así en esta breve historia de mujeres, de las que tenemos el privilegio de recrear vida dentro nuestro, se expresan muchas violencias naturalizadas, constituidas por repetición cotidiana del quehacer profesional y social.
Imposición de mandatos culturales, que nos invaden de sentimientos encontrados, de obligaciones en contraposición de deseos. Situaciones que nos interpelan como mujeres, ser aquello que no deseo, forzarse a sentir lo que no conmueve. Andar por la vida sin elegir.
Traspolando a Fernando Ulloa y su conceptualización de la ternura como fundamento de los Derechos Humanos, es un invitar a pensar si la empatía y el miramiento surgen por el solo hecho de gestar, como en los millones de vientres de alquiler, o en las niñas obligadas a cursar su embarazo, o en tantas otras situaciones forzadas.
Hace muy poco aún, el punto de inflexión de posible cambio fue dado por el derecho a decidir sobre mi vida, sobre mi propio cuerpo, el que nos posiciona en un lugar distinto, nos empodera, y nos abraza, en un abrazo, de que todo va a
estar bien.

Nos desbloquea de vidas abnegadas por el dedo acusador, de la imperante tradición histórica del deber por el solo hecho de haber nacido mujer.
Para algunas. Otras obligadas por la pobreza extrema, por su imposibilidad de saber, por no acceder al mundo que cambia, porque no le queda otra que agachar la cabeza y
seguir.
La paradoja del acto más íntimo y hermoso que es dar vida, empañado por la violencia discursiva y autómata, por no decir económica y deshumanizada, de los muchos profesionales de la salud, de los autonominados salvadores de la vida.
Humilladas y vulneradas por parir. Con la inconsciencia o desidia del otro.
Mucho es el trabajo por hacer, en difundir, hacer conocer las leyes que nos brindan las posibilidades de un hacer distinto, fruto de luchas continuas, de manos aunadas con la convicción de que ninguno se salva solo.
Vivir una vida de encuentros, porque Somos una entrama maravillosamente
humana.

“No somos estamos siendo”

Loreno Ottaviano –

Abogada Counselor
@laottavian

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