La autoproclamación de Nicolás Maduro para un tercer mandato consecutivo en Venezuela ha generado una nueva polémica en la política argentina, esta vez dentro del Partido Justicialista (PJ). El silencio oficial de su principal figura, Cristina Kirchner, respecto a la situación venezolana, ha derivado en un cruce interno, particularmente desde el sector ligado al massismo. Guillermo Michel, un dirigente de confianza de Sergio Massa, no tardó en salir al cruce de las declaraciones de Maduro, quien en un acto se autodenominó “soldado de Perón”.
“@NicolasMaduro se debería lavar la boca antes de hablar de Perón. El peronismo siempre fue un movimiento democrático que gobernó y abrazó a toda la sociedad argentina. Un gobierno como el de Venezuela, que detiene políticos o estudiantes, es un gobierno que no respeta la democracia”, expresó Michel en la red social X.
La incomodidad en el Frente Renovador
Michel, exdirector de la Aduana y aspirante a la gobernación de Entre Ríos para 2027, amplió sus críticas en una entrevista con La Nación, donde remarcó: “Lo que ocurre en Venezuela no tiene nada que ver con el peronismo. Como afiliado al partido, entiendo que deberíamos ser más enfáticos en marcar esa diferencia”.
El dirigente massista también cuestionó el simbolismo de Maduro al mostrar un reloj que le habría regalado Diego Maradona en 2018, en un intento por asociarse con figuras icónicas del peronismo. “No se puede construir legitimidad política a partir de símbolos cuando se violan principios fundamentales de la democracia”, agregó Michel, marcando un claro contraste con el líder chavista.
El silencio estratégico del kirchnerismo
Desde el kirchnerismo, el silencio ha sido la estrategia predominante frente a esta nueva controversia. Cristina Kirchner, quien había cuestionado al Consejo Nacional Electoral (CNE) venezolano en 2024 por no publicar las actas de las elecciones presidenciales, no se pronunció sobre los recientes dichos de Maduro.
En agosto del año pasado, la expresidenta reclamó desde México la publicación de los resultados electorales, alineándose con líderes como Andrés Manuel López Obrador, Luiz Inácio Lula da Silva y Gustavo Petro. “Por el pueblo venezolano, la oposición y el propio legado de Hugo Chávez, debemos exigir transparencia”, declaró entonces. Sin embargo, su postura actual, marcada por la cautela, ha dejado un vacío que sectores del PJ consideran necesario llenar.
Maduro, Milei y las tensiones bilaterales
La autoproclamación de Maduro no solo generó divisiones dentro del PJ, sino que también intensificó las tensiones con el gobierno de Javier Milei. El presidente argentino reconoció oficialmente a Edmundo González Urrutia como el líder legítimo de Venezuela, lo que desató críticas de Maduro, quien calificó a Milei de “nazi” y “sionista”.
Maduro intentó reivindicar su vínculo con el peronismo en un acto reciente, donde entonó el cántico: “Maduro también es soldado de Perón”. Sus palabras no solo fueron rechazadas por Michel, sino también por sectores moderados del peronismo, que buscan distanciarse de los gobiernos autoritarios.
El impacto político en Argentina
La controversia refleja una fragmentación creciente dentro de Unión por la Patria (UP). Mientras el massismo busca proyectar un discurso más democrático y republicano, sectores kirchneristas permanecen en silencio, probablemente calculando el impacto electoral de cualquier postura frente a Venezuela.
Esta falta de unidad deja al descubierto las diferencias sobre cómo posicionarse frente a las tensiones regionales y los valores que el PJ debe defender en el actual contexto político.
El episodio también resalta el complejo legado de Hugo Chávez y la revolución bolivariana, que durante años fue reivindicada por sectores del kirchnerismo. La crítica de Michel y la falta de respuesta de Cristina Kirchner podrían marcar un punto de inflexión en el vínculo histórico entre el chavismo y el peronismo, forzando al PJ a redefinir sus alianzas internacionales y su narrativa política interna.
Un debate que trasciende fronteras
La polémica no solo afecta al PJ, sino que también tiene repercusiones en la política exterior argentina. La relación con Venezuela, marcada por años de apoyo y complicidad durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, parece estar bajo revisión en un contexto donde las alianzas regionales están en constante cambio.
El silencio del PJ y la crítica explícita del massismo demuestran que el peronismo, como movimiento, enfrenta el desafío de mantener su relevancia y cohesión en un escenario político nacional e internacional cada vez más polarizado.