Un estudio revela que China ha redirigido sus inversiones en América Latina hacia sectores estratégicos, como minerales críticos, tecnología y energía renovable, en un intento de competir con Estados Unidos y Europa en los campos económicos clave del siglo XXI.
Este cambio en el énfasis de los proyectos de infraestructura costosos coincide con una disminución de las nuevas inversiones en la región, alimentando las crecientes preocupaciones en Estados Unidos y Europa sobre la creciente competencia china por la supremacía económica.
La caída en los niveles de inversión no indica una falta de interés en América Latina y el Caribe; más bien, refleja un enfoque más selectivo de China en áreas estratégicas y de alta tecnología, según un informe publicado el lunes por el Diálogo Interamericano. En promedio, la Inversión Extranjera Directa (IED) de China en América Latina fue de $14,200 millones al año entre 2010 y 2019, pero cayó a un promedio de $7,700 millones entre 2020 y 2021, llegando a $6.4 mil millones en 2022, el último año completo con datos disponibles.
“Nuestros datos muestran un claro cambio en la IED china hacia industrias específicas en América Latina y el Caribe”, afirmó Margaret Myers, coautora del informe del grupo de expertos con sede en Washington.
“China describe muchas de estas nuevas áreas prioritarias como ‘nueva infraestructura’, un término que abarca industrias —telecomunicaciones, tecnología financiera y transición energética, por ejemplo— que son críticas para la propia estrategia de crecimiento económico de China”.
El informe revela que Beijing invirtió un total de $187,500 millones en América Latina y el Caribe entre 2003 y 2022.
Proyectos destacados de la nueva estrategia de inversión china incluyen los planes del fabricante de vehículos eléctricos BYD para una planta en Brasil, la adquisición de activos de litio por parte de Tianqi Lithium en Chile y la expansión de Huawei y otras empresas chinas en la región en centros de datos, computación en la nube y tecnología 5G. Brasil lideró las inversiones chinas en la región hasta 2022, seguido por Perú, México, Argentina y Chile.