En medio de un escenario de alta tensión cambiaria y escasez de liquidez en el sistema financiero, el ministro de Economía, Luis Caputo, y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, desplegaron una maniobra audaz para reducir las tasas de interés de corto plazo: restringir la suscripción a las Letras del Tesoro Capitalizables (Lecap) de vencimiento más cercano.
La medida, que se aplicará en la licitación de deuda de este miércoles, busca forzar a los bancos e inversores a extender plazos o mantener liquidez en pesos, reduciendo así la presión sobre el costo de financiamiento del Tesoro. Sin embargo, voces del mercado advierten que la estrategia implica riesgos significativos, entre ellos una posible fuga hacia el dólar que podría avivar la inflación y desestabilizar la calma cambiaria.
Un tope a las favoritas del mercado
En la operación de mañana, el Tesoro deberá renovar casi $15 billones de un total de $23 billones que vencen este mes. La sorpresa llegó con la fijación de cupos: $3 billones como máximo para la Lecap que vence el 12 de septiembre de 2025 (S12S5) y $4 billones para la del 30 de septiembre (S30S5). Esto implica que no más de la mitad de los fondos podrán colocarse en instrumentos con vencimientos menores a un mes, obligando a los participantes a migrar hacia plazos más largos.
El menú alternativo incluye Lecaps con vencimientos en octubre, noviembre o enero de 2026, Boncap hasta febrero de 2026, bonos dólar linked (TZVD5, diciembre de 2025), Boncer ajustados por inflación (TZXO5, octubre de 2025) y bonos indexados por la tasa TAMAR con vencimientos entre noviembre de 2025 y febrero de 2026.
El objetivo: aplanar la curva y bajar tasas
El equipo económico busca enfriar las tasas cortas, que hoy rondan el 2,7% mensual, y que encarecen el financiamiento en un contexto de inflación persistente. Al limitar la demanda de Lecaps cortas —instrumentos preferidos por los bancos por su liquidez—, se pretende empujar a los inversores hacia vencimientos más largos y aliviar la presión en el tramo corto de la curva de rendimientos.
Los riesgos: del peso al dólar
El principal temor es que los bancos, en lugar de extender plazos, decidan acumular pesos líquidos y derivarlos al mercado cambiario. Un movimiento de este tipo podría disparar el dólar en un momento delicado, especialmente si se suma la expectativa de un cambio en el régimen cambiario reflejada en la inclusión de bonos dólar linked en la licitación.
Analistas consultados anticipan que la jugada podría tener efectos secundarios: repunte de la inflación en agosto, mayor volatilidad y presión sobre la sostenibilidad de la deuda en pesos si no se convalidan tasas reales elevadas para los Boncer.
En el pasado, maniobras similares tuvieron resultados mixtos: en algunas licitaciones la concentración en Lecaps cortas aumentó la volatilidad, y cambios sorpresivos en el menú de instrumentos generaron reacciones adversas en los inversores. Hoy, con el dólar mayorista en torno a $1.330 y tasas positivas en dólares de 3,7% mensual, la confianza del mercado será clave. Un paso en falso podría acelerar la salida de capitales y poner en jaque la estrategia oficial.