La incertidumbre en la transición política argentina y los cambios inminentes en la política monetaria han generado una reacción defensiva entre los actores del mercado financiero. Los bancos, en un movimiento precautorio, redujeron la renovación de los títulos de Leliq tras el balotaje, renovando solo el 40% de un total de vencimientos por $2.700 millones.
Este comportamiento se originó por dos factores fundamentales. Por un lado, los bancos estatales aseguraron liquidez para participar en una licitación de títulos realizada por el Tesoro Nacional, obteniendo un endeudamiento neto de $1.760 millones. Por otro lado, los bancos privados optaron por transferir parcialmente sus inversiones de Leliq a pases pasivos, reduciendo la duración de sus activos ante el escenario actual del cepo cambiario en los instrumentos emitidos por el Banco Central.
El volumen masivo del stock de Leliq es una preocupación relevante para el presidente electo, Javier Milei, quien vinculó la eliminación del cepo cambiario a la necesidad de desactivar la “bomba” generada por estos pasivos remunerados del BCRA, que actualmente ascienden a 23 billones de pesos.
Sin embargo, se vislumbran posibles soluciones. La cámara que agrupa a los bancos privados, Adeba, sugiere en un informe que existen vías para abordar el problema sin medidas extremas que generen aceleración inflacionaria o incumplimiento de contratos. Se destaca la posibilidad de reducir el stock de Leliq a través de la venta de bonos del Tesoro Nacional, la remonetización de la economía y la disminución del rendimiento de las Leliq en términos reales.
Estos pasos podrían ayudar a paliar el peso de los intereses de las Leliq en la economía y afrontar el desafío que plantea el elevado stock de estos títulos en un contexto de transición gubernamental.