Austeridad a la china: Xi Jinping ordena frenar el lujo oficial en tiempos de vacas flacas

El Partido Comunista impone nuevas reglas para limitar el despilfarro estatal: adiós a los banquetes suntuosos, los regalos costosos y los arreglos florales en conferencias. La medida, en clave de control político, refuerza el culto a la frugalidad en medio de la desaceleración económica.

China aprieta el cinturón. El Consejo de Estado —equivalente al gabinete del país— acaba de emitir un paquete de directrices de austeridad dirigido a funcionarios de todos los niveles. A partir de ahora, quedarán prohibidos los banquetes con alcohol caro, cigarrillos de lujo o platos gourmet, y se limitarán gastos como arreglos florales, recepciones ostentosas o escoltas a los aeropuertos. Incluso el mobiliario de oficina deberá conservarse “el mayor tiempo posible”.

La medida llega en un momento de vientos económicos en contra, agravados por la prolongada disputa comercial con Estados Unidos, el estancamiento del consumo interno y la caída de la inversión inmobiliaria. El mensaje oficial es claro: los cuadros del partido deben “liderar con el ejemplo” y adoptar una vida frugal. El Diario del Pueblo, vocero del régimen, elogió las regulaciones como parte de una “gloriosa tradición” comunista.

Pero para muchos observadores, el trasfondo es más político que económico.
“Estas campañas no se tratan solo de ahorro. Son ejercicios de poder y control, un modo de reforzar la disciplina interna y la imagen del líder”, explicó David Bandurski, director del China Media Project.

Un déjà vu del poder disciplinario
No es la primera vez que el Partido Comunista lanza una cruzada contra el derroche. Apenas asumió en 2012, Xi Jinping impulsó una ofensiva anticorrupción que no solo buscaba depurar al funcionariado, sino también eliminar a sus rivales internos. Desde entonces, la frugalidad se volvió un símbolo de lealtad al líder.

Este año, tras las reuniones legislativas de marzo, la campaña cobró nuevo impulso. Varios organismos estatales fueron públicamente señalados por gastos superfluos, como la instalación de múltiples pantallas planas o el abandono de obras públicas sin terminar. Los altos mandos han iniciado giras por las provincias exigiendo fidelidad a los principios de Xi, quien es elogiado por preferir “cuatro platos sencillos y una sopa” en lugar de los banquetes de costumbre.

Más imagen que transparencia
Sin embargo, el discurso austero no siempre se traduce en rendición de cuentas. Aunque se han hecho intentos de implementar declaraciones patrimoniales obligatorias, estos programas apenas han pasado de fases piloto en algunas regiones del sur. La opulencia de ciertos funcionarios —que se trasladan en Audis negros o lucen relojes de lujo— sigue alimentando el malestar social.

En 2012, un escándalo sacudió las redes cuando un burócrata de Shaanxi fue fotografiado con más de diez relojes caros. Fue condenado a 14 años de prisión. Pero casos así siguen siendo la excepción.

Frente al nuevo anuncio, los usuarios de internet mostraron escepticismo. En Weibo, una de las principales redes sociales chinas, un comentario se volvió viral:
“Parece que la economía está un poco ajustada”.

Tags

Compartir post