“Argentina frente al dilema del dólar barato: ¿un modelo sostenible o el preludio de una nueva ‘enfermedad holandesa’?”

Argentina frente al dilema del dólar barato: ¿un modelo sostenible o el preludio de una nueva ‘enfermedad holandesa’?

Argentina atraviesa un momento crucial en su historia económica. La reciente apreciación del peso en términos reales y el encarecimiento relativo del país en dólares han reavivado el debate sobre las implicancias de mantener un tipo de cambio bajo. Mientras el gobierno defiende esta política como una herramienta sostenible, respaldada por la esperada afluencia de divisas provenientes de sectores como Vaca Muerta, la agricultura, la minería y la Economía del Conocimiento, las voces críticas advierten sobre los riesgos de caer en fenómenos como la “enfermedad holandesa” o la “maldición de los recursos naturales”.

En este contexto, la discusión no solo gira en torno al presente, sino también al impacto estructural de estas políticas en el futuro económico del país. A continuación, un análisis detallado de las perspectivas, los riesgos y las lecciones que pueden extraerse de otras experiencias internacionales.


Vaca Muerta y la promesa de una riqueza sostenida

La región de Vaca Muerta, con sus vastos recursos de hidrocarburos no convencionales, se ha convertido en uno de los pilares del optimismo oficial. Los ingresos derivados de sus exportaciones prometen transformar la matriz económica argentina, aportando divisas esenciales para estabilizar la economía. A esto se suman otros sectores clave como la agricultura, tradicionalmente uno de los motores económicos del país, la minería, que sigue atrayendo inversiones, y la Economía del Conocimiento, un segmento con alto potencial de crecimiento y generación de divisas.

El gobierno sostiene que la combinación de estos sectores permitirá evitar las crisis que en el pasado acompañaron a experiencias de “dólar barato”. Argumenta que, a diferencia de otras ocasiones, hoy la economía cuenta con reformas estructurales, un superávit fiscal y una política monetaria prudente. Este optimismo oficial, sin embargo, ha sido cuestionado por economistas que advierten sobre los riesgos inherentes a una apreciación cambiaria que podría debilitar la competitividad de sectores no beneficiados directamente por el boom exportador.


La ‘enfermedad holandesa’: un fantasma recurrente

La “enfermedad holandesa” es un fenómeno económico que describe las distorsiones que pueden surgir en una economía tras un golpe de fortuna, como el descubrimiento de un recurso natural valioso. Su nombre proviene de la experiencia de Holanda en la década de 1960, cuando el descubrimiento de los yacimientos de hidrocarburos del Mar del Norte llevó a una fuerte apreciación del florín, perjudicando la competitividad de otros sectores productivos.

Según algunos economistas, Argentina podría estar transitando un camino similar. Si bien el auge de Vaca Muerta y el ingreso de divisas asociado representan una oportunidad para la economía, también podrían generar distorsiones. La reasignación de recursos hacia sectores hiperproductivos podría debilitar la oferta de exportables tradicionales, aumentar la dependencia de pocos rubros y hacer a la economía más vulnerable a shocks externos, como se ha observado en países como Nigeria, Venezuela y Colombia en distintos momentos de su historia.


Lecciones de la historia: éxitos y fracasos internacionales

El caso de Noruega es un ejemplo de cómo una economía puede evitar la “enfermedad holandesa”. Gracias a la fortaleza de sus instituciones, Noruega utilizó los ingresos del auge petrolero para crear un fondo de riqueza soberana que no solo preservó los recursos para futuras generaciones, sino que también evitó distorsiones cambiarias significativas. Por otro lado, países como Venezuela, Nigeria y México han experimentado los efectos negativos de la dependencia excesiva de sus recursos naturales, con economías desindustrializadas y vulnerables a las fluctuaciones de precios internacionales.

El Fondo Monetario Internacional (FMI)

y economistas como Daron Acemoglu y James Robinson, recientes ganadores del Premio Nobel de Economía, han destacado que la calidad de las instituciones es determinante en estos casos. Países con instituciones inclusivas, que fomentan la transparencia, la innovación y la justicia, tienden a prosperar incluso en contextos de abundancia de recursos. En cambio, aquellos con instituciones extractivas, marcadas por la corrupción y la falta de independencia judicial, suelen fracasar.


La apreciación cambiaria y el debate sobre la competitividad

En Argentina, el tipo de cambio real multilateral (ITCRM) ha mostrado una apreciación significativa en los últimos meses. Tras el sinceramiento cambiario de diciembre de 2023, este indicador subió a niveles no vistos en 15 años. Aunque el gobierno lo considera un signo de estabilidad, algunos economistas alertan sobre la posible pérdida de competitividad de sectores exportadores tradicionales.

Gabriel Caamaño, de la consultora Outlier, ha señalado que el optimismo sobre la sostenibilidad del “dólar barato” podría estar mal fundado. “Si Vaca Muerta provoca enfermedad holandesa, no se suma a la oferta de los sectores exportadores previos, porque básicamente la enfermedad holandesa implica que varios de esos sectores se achican o desaparecen”, advirtió. Además, subrayó que la secuencia entre reformas y apreciación cambiaria es crucial: “Si no se avanza a la velocidad necesaria en temas como la flexibilidad laboral y la reducción de costos impositivos, hay riesgos”.

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