La nueva “tarjeta de oportunidades” facilitará la entrada al país y la búsqueda de empleo para ciudadanos no europeos. Pero críticos opinan que el proceso sigue teniendo demasiados obstáculos burocráticos.
El gobierno alemán quiere introducir su propia versión de la “Green Card” en un intento desesperado de solucionar la escasez de mano de obra. Las asociaciones industriales llevan tiempo quejándose del problema, y el Ministerio de Trabajo ha sugerido que el déficit está frenando el crecimiento económico.
Gesamtmetall, la Federación de Asociaciones Patronales Alemanas de la Industria Metalúrgica y Eléctrica, afirma que dos de cada cinco empresas de su sector ven dificultada su producción por falta de personal. La Asociación Central de Operarios de Alemania (ZDH, por sus siglas en alemán) afirma que en el país faltan unos 250.000 trabajadores cualificados.
La nueva “tarjeta de oportunidades”, presentada esta semana por el ministro de trabajo, Hubertus Heil, en los medios de comunicación alemanes, ofrecerá a los extranjeros la posibilidad de venir a Alemania a buscar trabajo incluso sin una oferta de empleo, siempre que cumplan al menos tres de estos cuatro requisitos:
1) Un título universitario o una cualificación profesional.
2) Al menos tres años de experiencia profesional
3) Conocimiento del idioma o residencia previa en Alemania
4) Menos de 35 años de edad
Pero habrá límites y condiciones, según subrayó esta semana el ministro del partido socialdemócrata (SPD) en entrevistas con los medios de comunicación. El número de tarjetas será limitado, dependiendo de las necesidades del gobierno alemán.
“Se trata de una inmigración cualificada, un proceso no burocrático, y por eso es importante que garanticemos que los que tienen la tarjeta pueden ganarse la vida mientras están aquí”, dijo Heil el miércoles a la emisora WDR.
Sin duda, la iniciativa trae consigo algunas mejoras, opina Sowmya Thyagarajan. Ella llegó a Hamburgo desde la India en 2016 para hacer un doctorado en ingeniería aeronáutica y ahora es consejera delegada de su propia empresa alemana, Foviatech, que crea software para agilizar los servicios de transporte y atención sanitaria.
Nuevos puntos, nuevos obstáculos
“Creo que este sistema de puntos podría ser una muy buena oportunidad para que la gente que viene del extranjero trabaje aquí”, comenta a DW. “Especialmente debido a la disminución de la población joven en Alemania”. Hasta ahora, dice Thyagarajan, a la hora de contratar, su empresa da preferencia a los alemanes y a los ciudadanos de la Unión Europea, simplemente por las trabas burocráticas que supone emplear a gente de fuera.
Otros no están nada entusiasmados con la propuesta de Heil. “Establece obstáculos innecesarios y complica el sistema”, dice Holger Bonin, director de investigación del Instituto de Economía Laboral (IZA, por sus siglas en alemán) de Bonn.
Para Bonin, el sistema de requisitos de Heil requerirá demasiada burocracia. “¿Por qué no lo hacen mucho más sencillo? ¿Dar a la gente un visado para buscar trabajo y si no encuentran nada en un plazo determinado tienen que dejar el país?”, cuestiona. “Si los requisitos propuestos son importantes para los empleadores, pueden decidirlo durante el proceso de contratación. No necesitan una tarjeta como preselección”.
Problemas culturales y estructurales
Alemania cuenta con algunas desventajas culturales en comparación con otras naciones occidentales que esperan atraer a trabajadores cualificados: por un lado, menos personas manejan el alemán que el inglés. “Los trabajadores cualificados casi siempre buscan entrar en países que hablen inglés”, afirma Thyagarajan.
Otro problema es que los empleadores alemanes tradicionalmente dan más importancia a los certificados y los títulos y éstos a menudo no son reconocidos por las autoridades en Alemania o tardan meses en aprobarse. “Esos problemas no se solucionan haciendo una tarjeta de oportunidades”, afirma Bonin. Esta es una preocupación que también Heil intenta abordar.
“Creo que es muy, muy necesario que, además de una ley de inmigración moderna, se adelgace el monstruo burocrático del reconocimiento de títulos”, dijo a WDR. Para ello le gustaría que existiera una agencia central que pudiera aprobar rápidamente las cualificaciones y que hubiera oficinas de apoyo en Alemania que pudieran ayudar a los sobrecargados consulados en el extranjero.
(ies/ers)