El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, advirtió que Irán dispone actualmente de uranio enriquecido suficiente como para fabricar entre seis y ocho armas nucleares, aunque aclaró que eso no implica que el país posea hoy una bomba atómica operativa.
“Irán ha acumulado uranio enriquecido al 60%. Ya lo tienen. Aún no han alcanzado el 90% necesario para un arma nuclear, pero técnicamente están a un paso”, explicó Grossi en una entrevista con Radio Mitre. El titular del OIEA —organismo dependiente de Naciones Unidas— enfatizó que el peligro no reside solo en la cantidad de material, sino en la falta de cooperación y transparencia del régimen iraní con los inspectores internacionales.
“Ellos tienen el material suficiente, pero esto no quiere decir que tengan hoy un arma nuclear. Lo que nos inquieta es la opacidad. La información que Irán nos ha suministrado ha sido fragmentaria, incompleta, y a menudo evasiva. No podemos verificar con certeza si hay más material no declarado”, subrayó el funcionario argentino, al frente del organismo desde 2019.
Consultado sobre contactos diplomáticos con líderes internacionales, Grossi señaló que no ha hablado directamente con el presidente estadounidense Donald Trump ni con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, pero sí con asesores cercanos a ambos. En ese contexto, reconoció la gravedad del momento y el clima de creciente tensión en Medio Oriente.
Sus declaraciones coincidieron con la confirmación de que uno de los recientes bombardeos israelíes alcanzó las salas subterráneas de la planta nuclear de Natanz, el principal complejo atómico de Irán. “Sí, he estado en Natanz. Hay instalaciones subterráneas. Irán comenzó a trasladar allí equipos y materiales nucleares luego de sabotajes anteriores, nunca oficialmente atribuidos, pero evidentemente graves”, detalló Grossi.
El OIEA informó que ha identificado nuevos daños estructurales en las instalaciones subterráneas de Natanz, atacadas el viernes pasado como parte de la operación militar israelí denominada “León Ascendente”, dirigida a frenar el supuesto avance del programa nuclear iraní hacia fines militares.
La situación reabre el debate sobre el punto de no retorno en el desarrollo de armas atómicas. Si bien Irán sostiene que su programa es pacífico, el organismo internacional insiste en que sin una supervisión exhaustiva y sin acceso irrestricto a todas las instalaciones nucleares, las garantías de no proliferación quedan debilitadas.
“La posición iraní ha sido siempre que no tienen nada que ocultar. Pero si realmente es así, deben permitirnos ver mucho más. Nuestra labor es verificar, no confiar”, concluyó Grossi, al advertir que el mundo se encuentra ante un escenario potencialmente irreversible si la diplomacia fracasa y la opacidad persiste.