No puedo dejar de repetir aquí y por la radio que los políticos no hacen más que subestimar la capacidad del electorado para entender sus actos, sus palabras, sus gestos a medida que se aproximan las PASO. El candidato de Unidos por la Patria, Sergio Massa, estaría, digamos, en la cúspide de los más descarados en eso de dar a conocer en cada discurso su capacidad de creer que los ciudadanos somos estúpidos, brutos o desmemoriados. Hace alarde de una soberbia creciente al querer aparecer con una nueva imagen, una nueva y renovada metamorfosis, de cucaracha a hombre, para luego regresar como hoy a cucaracha. Critica al fondo y lleva adelante el ajuste devaluatorio más grande en mucho tiempo, endeudándonos día a día, asumiendo compromisos que resolverá con suerte el próximo gobierno.
Massa se ríe de todos cada vez que abre la boca, envalentonado por el apoyo de Cristina no tiene problemas en decir, como parte de sus recurrentes mentiras, que nos sacará de la crisis si lo elegimos presidente. Bueno, no sé si merece más comentarios. 45% de pobreza, 30% de marginalidad, 145% de inflación anual, y una profunda retracción económica, acompañada por una paridad cambiaría de varios cepos que dificultan aún más una mínima posibilidad de crecimiento. Qué mal que tiene que estar el país, qué nivel de subestimar, hacernos querer creer que el peor ministro de economía de la historia, honor al peor gobierno de la historia, nos está diciendo que ahora son ellos los que nos hundieron, los que nos van a sacar del pozo. ¿Alguien puede creerle? ¿Alguien supone que este gobierno no es Kichnerista y que sus cientos de funcionarios sentados sobre las cajas más grandes que tiene el país, no tienen responsabilidad alguna en este desastre?
Unidos por el Cambio cayeron derrotados por el peronismo en Córdoba, primero ante la candidatura a Gobernador y ahora a la de intendente de la ciudad de la Provincia. La Junta Electoral que responde a Juan Schiaretti, el actual gobernador, informó oficialmente a la población que asista a votar y aclaró que en caso de no hacerlo, el ciudadano cordobés no recibirá sanciones, lejos de lo que establece la ley nacional. Larreta mira cómo su fuerza política naufraga en una de las provincias más importantes del país. Sus aliados, entre ellos Patricia Bullrich, observan cuánto de ese fracaso tiene que ver con el intento de alianza con el que amagó Larreta con Schiaretti, que demostró una vez más que es funcional al Kirchnerismo y que sus métodos son típicos de los hombres feudales, como suele denunciar reiteradamente Luis Juez, que parece quedar solo en sus persistentes denuncias.
Juntos por el Cambio se transformó en una disputa entre ciertos sectores del radicalismo, apoyado por Rodríguez Larreta, y sectores del PRO encabezados por Mauricio Macri y Patricia Bullrich, que desconfían de esos acuerdos. Lousteau en CABA parece ser ahora el próximo desafío. Pero antes de entrar en ese tema, queda aún cerrar el anterior. Cuando Larreta habla de acuerdos, ¿es con estos personajes? A vista de todos, la maniobra que llevó adelante Schiaretti con Larreta le ayudó a ganar a aquel. Los votantes cordobeses avalúan este intento de alianza y suponen por ello que JxC no viene a cambiar nada, la desconfianza en los ciudadanos cordobeses se expresó en una gran deserción a la hora de votar, una de las peores en su historia, menos del 70%, considerando los votantes que por lo sucedido todo es una farsa. Larreta lo hizo posible.
Ahora vamos por Martín Lousteau, el aliado de Larreta, tras de sí se encuentra todo el radicalismo de la capital que pretende hacerse de la candidatura a la Jefatura de Gobierno. El fin del radicalismo es recuperar su viejo bastión, la gente de Macri cree que esa posta, como una trinchera de lucha, debe permanecer en manos del PRO. Patricia Bullrich se instala como quien mantiene más firme sus convicciones. El votante nacional observa con detenimiento los traspiés de Rodríguez Larreta, ingenuidad o solo una estrategia para el futuro sumamente peligrosa. La gente espera cambios mas que componendas, en pocos días se debelara el misterio Hasta ahora, los acuerdos de gobernabilidad, de los que supongo todos están de acuerdo, tienen tufo a podrido.
Osvaldo González – Editor
