A menos de 24 horas del cierre del plazo legal para la inscripción de alianzas electorales a nivel nacional, Juan Grabois volvió a tensar la interna del peronismo. El dirigente de Patria Grande puso en suspenso su participación dentro de Fuerza Patria y dejó entrever que podría competir con lista propia si no se cumplen las condiciones políticas que su espacio considera fundamentales.
El cortocircuito ocurre a pesar de que Grabois ya había sellado su participación dentro del acuerdo bonaerense, donde su agrupación jugó un rol clave en la configuración de listas y en la articulación territorial. Sin embargo, las discusiones en torno al armado nacional volvieron a encender diferencias ideológicas que, lejos de saldarse, se profundizan a medida que avanza el calendario electoral.
Desde el entorno de Grabois son contundentes: “Si la lista la encabeza Massa, vamos por afuera”, aseguran sin rodeos. El rechazo no parece impulsado por animadversiones personales, sino por una marcada diferencia política con el perfil que representa el líder del Frente Renovador dentro de la coalición. El espacio que encabeza Grabois reclama una orientación más definida hacia un proyecto transformador, con una identidad política nítida y, sobre todo, con “caras nuevas” que expresen ese rumbo en las listas legislativas.
La exigencia es doble: por un lado, el sector plantea una discusión ideológica de fondo sobre el modelo de país que debería representar la coalición peronista; por el otro, demanda una renovación generacional que incluya en las nóminas a dirigentes ajenos a las estructuras tradicionales, a quienes responsabilizan del desgaste político de los últimos años.
En una campaña marcada por la urgencia de mostrar unidad tras los conflictos en el cierre de listas en la provincia de Buenos Aires, la advertencia de Grabois vuelve a encender alarmas. Su decisión de condicionar la participación de Patria Grande a una definición ideológica clara resuena como una advertencia a quienes buscan una unidad táctica, sin sustancia programática. «La unidad vacía de contenido no nos sirve», repiten desde su entorno.
En declaraciones recientes, el dirigente había anticipado que no tomaría una decisión definitiva hasta no tener “todas las fichas sobre la mesa”. Hoy, esa espera se convierte en una presión directa sobre los armadores nacionales de Fuerza Patria, que deben elegir entre ampliar el frente a costa de ambigüedad ideológica o asumir el riesgo de una nueva fractura.
El tiempo apremia. El peronismo busca unificar su oferta electoral nacional bajo un único sello, en un contexto adverso y con un electorado fragmentado. Pero la pretensión de cohesión tropieza, una vez más, con disputas internas irresueltas que parecen más profundas que una simple negociación de nombres.
Con esta jugada, Grabois refuerza su perfil como dirigente intransigente en lo ideológico, dispuesto a asumir costos con tal de preservar la coherencia discursiva de su espacio. Y obliga al resto de la coalición a preguntarse si la unidad sin convicción es, en realidad, un camino hacia la derrota.