Con el arribo de US$ 2.000 millones por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), el gobierno de Javier Milei inicia una semana determinante para el futuro inmediato de su programa económico. La tensión en el frente cambiario, la evolución de la inflación y el comportamiento de las tasas de interés estarán bajo la lupa, en un contexto de señales contradictorias que aún no permiten proyectar estabilidad a mediano plazo.
El desembolso del FMI, previsto para este lunes, servirá para reforzar las reservas netas del Banco Central, que en las últimas semanas se vieron tensionadas por la suba del dólar y la presión sobre los activos financieros, producto del desarme de las LEFIs. A eso se sumó una demanda de cobertura que el Tesoro no logró equilibrar completamente, pese a las compras de divisas oficiales.
El dólar, el termómetro más sensible
La evolución del tipo de cambio continúa siendo la principal fuente de expectativas y ansiedad en el mercado. Tras alcanzar los $1.335 el viernes pasado, el dólar mostró un leve alivio sobre el cierre de la semana, aunque los analistas advierten que no hay razones estructurales para esperar una baja.
Según el último informe de la consultora LCG, «no hay motivos para que el dólar baje, y el pulso de la suba lo irá dictaminando la evolución de las cuentas externas». En este escenario, la city espera nuevos movimientos del Ministerio de Economía para estabilizar el frente financiero, especialmente tras la reciente suba en la demanda de liquidez por parte de los bancos.
Entre las herramientas posibles figuran intervenciones en el mercado secundario de Lecaps y el uso de ventanillas de pases, medidas que podrían ayudar a reducir la volatilidad de tasas.
Encajes e inflación: dos caras de la estrategia monetaria
Una de las medidas ya confirmadas es el aumento de los encajes bancarios, dispuesto por el Banco Central, que comenzará a regir esta semana. El objetivo es absorber pesos del mercado y contener la presión sobre el dólar. Esta política de esterilización monetaria también podría contribuir a estabilizar las tasas de interés en el corto plazo.
En el plano inflacionario, los datos preliminares de julio trajeron algo de alivio. La inflación mensual rondaría el 2%, según mediciones privadas, y el índice de alimentos y bebidas en el Gran Buenos Aires habría crecido apenas 0,3% en la última semana del mes. Estas cifras sugieren que la reciente devaluación oficial —superior al 10%— no se trasladó con fuerza a los precios minoristas.
No obstante, las consultoras advierten que agosto podría comenzar a reflejar parte del efecto cambiario. Desde Econviews señalaron que “la batalla contra la inflación está lejos de estar ganada” y que los próximos meses funcionarán como una prueba de resistencia del programa. “Si se logra mantener las variables bajo control y el gobierno obtiene un buen resultado electoral, el esquema ganará solidez. Si no, la incertidumbre volverá a escalar”, advirtieron.
Una semana cargada de datos clave
La agenda económica de esta semana será intensa y brindará nuevos elementos para evaluar la salud del programa. Entre los datos más relevantes figuran:
- Miércoles 6: El INDEC publicará los Índices de Precios y Cantidades del comercio exterior del segundo trimestre.
- Miércoles 6: El BCRA difundirá el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) correspondiente a julio.
- Jueves 7: Se conocerán los datos de producción industrial manufacturera y minera de junio.
- Jueves 7: El INDEC también informará el Índice de actividad de la construcción, mientras que el BCRA publicará su Informe Monetario Mensual.
Estos indicadores permitirán tomar el pulso de sectores sensibles y ajustar las proyecciones de crecimiento, inflación y tipo de cambio.
Factores de riesgo: elecciones e incertidumbre global
Agosto será también un test político. Las elecciones legislativas del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires marcarán el primer gran termómetro sobre la legitimidad del rumbo económico. Un resultado favorable al oficialismo podría consolidar la estrategia de ajuste, estabilización y control monetario. Caso contrario, la presión sobre los activos y las reservas podría reactivarse con fuerza.
A nivel internacional, la guerra comercial desatada por el presidente estadounidense Donald Trump suma un elemento de volatilidad. El nuevo plan arancelario presentado por la Casa Blanca redefine las condiciones del comercio global, con subas de hasta 50% para países que no hayan alcanzado acuerdos bilaterales antes del 1º de agosto. La medida impactará sobre exportaciones de más de 200 países, y podría tener efectos indirectos sobre el comercio exterior argentino.