En un cónclave celebrado este domingo en La Plata, Axel Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa avanzaron en la conformación de un frente único de cara a las elecciones de septiembre. Sin embargo, la posible candidatura de Máximo en la estratégica Tercera Sección Electoral encendió fuertes tensiones internas, especialmente con los intendentes Fernando Espinoza (La Matanza) y Jorge Ferraresi (Avellaneda), preocupados por perder control territorial.
El encuentro, que tuvo su primera parte en formato cerrado entre los tres líderes, fue seguido por una reunión ampliada a referentes de los distintos espacios del peronismo bonaerense. Allí se delinearon los primeros acuerdos sobre estrategia, campaña y listas. Pero también afloraron los roces.
La Matanza, epicentro de la disputa
La presencia de Espinoza en la Casa de Gobierno bonaerense incomodó a varios. Su temor es que una postulación de Máximo altere el delicado equilibrio de poder en el sur del conurbano. Desde La Matanza ya intentaron contrapesar la movida con la versión de una candidatura de Verónica Magario.
El punto crítico: los concejales. Espinoza advierte que podría tolerar a Máximo encabezando la lista seccional, pero rechaza de plano incluir nombres vinculados a Facundo Tignanelli (La Cámpora) en la boleta local.
“Máximo planteó con claridad que competir en la Tercera le genera incomodidad personal y política”, señaló Federico Otermín, presidente de la Cámara de Diputados bonaerense, intentando descomprimir la situación.
Ferraresi y el frente anti-Cámpora
Otro foco de tensión se dio en Avellaneda. Allí, Máximo Kirchner apareció el sábado en una actividad social en Villa Tranquila junto al senador provincial Emmanuel Santalla, un adversario directo del intendente Ferraresi. Pintaron paredones con la consigna #CristinaLibre, anticipo de lo que será el eje discursivo de la campaña de La Cámpora.
Ese relato choca con la estrategia de Kicillof y los intendentes de su espacio —el Movimiento Derecho al Futuro—, más enfocados en lo territorial y en marcar distancia del discurso judicialista.
En el interior bonaerense ya advirtieron que centrar la campaña en la situación judicial de Cristina podría resultar contraproducente. Temen que el mensaje no movilice y ahuyente votos.
Un frente en construcción (y en disputa)
El encuentro dejó un saldo ambiguo. Por un lado, se acordó avanzar en una nueva alianza electoral que integre al PJ y al Frente Renovador, posiblemente bajo el nombre “Peronismo” u otra marca trabajada por agencias publicitarias. El plazo para definirlo vence el 9 de julio, fecha límite para inscribir la alianza ante la Junta Electoral.
También hubo consenso en dos aspectos clave:
- Cabezas de lista definidas por encuestas, no por imposición interna.
- Cierre simultáneo de listas nacionales y provinciales, para evitar desdoblamientos discursivos y tácticos.
A pesar de la presencia de sectores ligados a Juan Grabois, generó malestar su intención de competir como diputado nacional sin involucrarse en la campaña provincial. Máximo habría impulsado su participación en la cumbre para evitar que sus eventuales candidatos se computen a La Cámpora.
Se descartó, además, la proliferación de colectoras locales: “Debemos cuidar los Concejos Deliberantes, es un equilibrio muy fino para que ningún intendente pierda poder en su territorio”, advirtió un dirigente presente.
La interna, sin tregua
Más allá de los acuerdos, las tensiones estructurales entre camporistas, massistas y axelistas persisten. Viejas disputas reaparecen con fuerza en un momento crítico para el peronismo, que busca sobrevivir a la ola liberal de Javier Milei sin romper su endeble unidad.
La posible candidatura de Máximo Kirchner funciona como detonador de todas esas contradicciones: moviliza a sus leales, alarma a los intendentes y pone a prueba la estrategia de cohesión que intentan construir desde La Plata.
Fuente: La Política Online