El peronismo bonaerense busca evitar la fractura: negociaciones contrarreloj para sellar la unidad antes del cierre electoral

En medio de tensiones acumuladas, cruces soterrados y desconfianza entre sectores internos, el peronismo bonaerense comenzó a dar señales de distensión. Las negociaciones para alcanzar un acuerdo electoral de cara a las próximas elecciones avanzan con gestiones reservadas, reuniones clave y un objetivo compartido: evitar la ruptura del frente opositor en el principal distrito del país.

Las próximas 72 horas serán decisivas. Este viernes, el Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires —que preside Máximo Kirchner— convocó a una reunión en su histórica sede de la calle Matheu, con un lema de fuerte contenido político: “Argentina con Cristina. Cristina es inocente. Cristina libre”. Y para este domingo se prepara un encuentro entre intendentes de todas las corrientes internas, en un lugar aún no confirmado del conurbano, que podría definir el tono del armado electoral.

Ambos espacios tienen un objetivo común: recomponer los vínculos entre las distintas “familias” del peronismo bonaerense —La Cámpora, el Frente Renovador, el Movimiento Derecho al Futuro (MDF), Principios y Valores, Patria Grande, Nuevo Encuentro y otros aliados de Unión por la Patria— y evitar la fuga de intendentes hacia estructuras paralelas.

Señales de apertura y temor al “suicidio político”

“El que rompe, va a ser responsable de una victoria de Milei en la provincia. Y eso sería un suicidio”, confesó a Infobae una fuente de peso territorial que participa de las negociaciones. La frase resume el espíritu de realismo que empieza a imponerse entre los jefes comunales, incluso entre aquellos más refractarios a un acuerdo con el PJ orgánico.

El Movimiento Derecho al Futuro, espacio político que lidera Axel Kicillof, fue formalmente invitado a ambos encuentros, pese a las tensiones que aún perduran con la conducción partidaria. La presencia o ausencia de sus intendentes será un termómetro decisivo sobre la viabilidad de una lista de unidad.

“Empezó a aparecer una luz al final del túnel”, dijo anoche uno de los principales operadores del oficialismo, tras varias reuniones fallidas entre lunes y miércoles. La urgencia electoral acelera los tiempos: el 9 de julio vence el plazo para la inscripción de alianzas, y quienes decidan competir por fuera deberán presentar sus frentes ante la Junta Electoral, presidida por la jueza Hilda Kogan.

Entre la fractura y el pragmatismo

A diferencia de otras elecciones, el actual escenario político impone nuevas reglas. “Repetir lo de Randazzo en 2017 no es viable”, explicó un armador, aludiendo a la experiencia del exministro que compitió por fuera del PJ y atomizó el voto peronista. “Ahora se vota por secciones y no hay boleta sábana: sin cabeza de lista fuerte, no hay arrastre”, argumentó.

El fantasma de una derrota a manos del oficialismo libertario opera como disciplinador. Javier Milei ya comenzó su despliegue territorial en Buenos Aires: esta semana encabezó un acto de recaudación de campaña y anticipó que volverá a nacionalizar la elección con su consigna de “kirchnerismo o libertad”.

En paralelo, persisten sectores del peronismo que evalúan competir por fuera del armado oficial. Entre ellos se destacan los intendentes Fernando Gray (Esteban Echeverría) y Julio Zamora (Tigre), críticos de la conducción camporista. Aun así, el escenario es más propicio al reencuentro que a la ruptura.

El dilema de la conducción y el desafío de la unidad

La reunión de este viernes en Matheu 130 no solo servirá como acto político en defensa de Cristina Kirchner. También funcionará como espacio de catarsis, donde se pondrá en evidencia el estado real de las relaciones internas. La participación del Frente Renovador, de Sergio Massa, y de sectores del kirchnerismo no camporista será clave para tender puentes.

Desde la organización se informó que también participarán delegados del Frente Grande (Mario Secco), Principios y Valores (Guillermo Moreno), Patria Grande (Juan Grabois) y Kolina, entre otros. Se trata de una muestra de la amplitud que intenta recuperar el peronismo para enfrentar unido las próximas elecciones.

El desafío es doble: acordar las listas y recomponer la legitimidad de la conducción partidaria sin fracturar el espacio. En un contexto donde Milei busca expandir su hegemonía, la unidad peronista en Buenos Aires podría ser la diferencia entre contener el avance libertario o habilitarle el camino a una nueva victoria.

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