Presión por las reservas: el Gobierno acelera su estrategia para cumplir con el FMI antes del 13 de junio

A pocos días del vencimiento de la primera gran prueba del año ante el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno de Javier Milei enfrenta un desafío delicado y urgente: acumular al menos USD 3.600 millones en reservas netas del Banco Central antes del 13 de junio, tal como exige el acuerdo de Servicio Ampliado (EFF) vigente con el organismo multilateral.

El panorama, sin embargo, es más complejo de lo que sugieren los números. A pesar del fuerte respaldo financiero recibido recientemente —incluyendo un desembolso del FMI por USD 12.396 millones y otros USD 1.303 millones de organismos multilaterales como el Banco Mundial—, el objetivo no está asegurado. El propio arranque de mayo fue negativo, con una pérdida de USD 2.000 millones en reservas por mayores exigencias de encajes, según detalló la consultora LCG en su último informe.

Los BONTE, el nuevo puente hacia las metas del Fondo

Frente a este escenario, el Ministerio de Economía que encabeza Luis Caputo busca implementar una solución de corto plazo que le permita cumplir con los compromisos sin sacrificar su hoja de ruta económica: la emisión de deuda en moneda local con los Bonos del Tesoro Nacional (BONTE).

El debut del BONTE 2030, que logró captar USD 1.000 millones, fue recibido con cierta expectativa en los mercados. Aunque la tasa fue elevada —algo inevitable según Caputo por tratarse de la primera colocación local tras años de aislamiento financiero—, el Gobierno considera que fue una señal positiva y estudia lanzar un segundo BONTE con una tasa ostensiblemente más baja en los próximos días. El objetivo: repetir el volumen de colocación y reforzar las reservas sin recurrir a una renegociación inmediata con el FMI.

Desde LCG explican que esta estrategia podría actuar como puente financiero temporal para cubrir la exigencia de junio, especialmente si se complementa con la liquidación de la cosecha gruesa, que viene aportando un flujo sostenido de divisas por exportaciones del agro.

Dólares, cepo y comportamiento del mercado

Uno de los puntos más relevantes en este nuevo escenario económico es la paulatina apertura del cepo cambiario, una medida que si bien ha generado alivio en el frente cambiario, también ha activado un comportamiento previsible: una fuerte demanda de dólares por parte de los ahorristas.

Según datos analizados por LCG, desde mediados de abril hasta la fecha, un millón de personas compraron USD 2.048 millones, frente a solo 309 mil que vendieron. No obstante, como esos dólares no fueron retirados del sistema bancario, no impactaron directamente en las reservas, sino que aumentaron los depósitos privados en moneda extranjera en alrededor de USD 1.000 millones.

En contrapartida, se registró una caída del financiamiento externo en bancos (FAE) por USD 2.669 millones, lo que evidencia la persistente fragilidad del sistema financiero frente al cambio de expectativas.

Balanza comercial: alivio por exportaciones, presión por servicios

En paralelo, la balanza comercial mostró en mayo un superávit de USD 1.214 millones, gracias a la buena performance de sectores como oleaginosas y cereales (+USD 2.367 millones) y el petróleo (+USD 759 millones). Sin embargo, esta mejora fue parcialmente contrarrestada por un déficit en el rubro servicios de USD 1.161 millones, impulsado principalmente por el gasto en turismo al exterior (-USD 863 millones).

Estos resultados aportan algo de estabilidad en el corto plazo, aunque las proyecciones para el segundo semestre son menos optimistas: la estacionalidad del agro comienza a jugar en contra y podrían regresar las tensiones externas, justo cuando el Gobierno necesita seguir consolidando su programa de estabilización.

¿Se llega al 13 de junio?

Aunque el contexto actual presenta algunas herramientas para alcanzar la meta técnica con el Fondo —incluyendo la posibilidad de un waiver o prórroga en caso de no cumplimiento—, la administración Milei apuesta a evitar esa salida. La señal política que implicaría no llegar a la meta podría dañar la confianza ganada con los organismos internacionales y los mercados, en momentos en que la Argentina intenta volver a posicionarse como un país creíble para el crédito global.

Caputo y su equipo parecen decididos a sostener el cumplimiento estricto del programa económico sin modificar el núcleo de su plan: mantener el ajuste fiscal, avanzar hacia la salida total del cepo y dar señales claras de previsibilidad a los inversores. Para eso, necesitan cerrar junio con éxito.

Las próximas dos semanas serán clave. Si el Gobierno logra una nueva colocación de deuda interna en dólares o pesos, si el agro mantiene el ritmo de liquidación y si los flujos de organismos multilaterales continúan, es posible que se alcance la meta técnica. Pero si alguno de estos pilares se debilita, el escenario se torna más incierto.

La lupa del FMI, el mercado y los analistas está puesta sobre el desempeño financiero de junio. Porque de ese resultado dependerá no solo el cumplimiento de una meta puntual, sino la sostenibilidad general del modelo que Javier Milei pretende consolidar a largo plazo.

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