Con el resultado de las elecciones porteñas aún fresco y la interna libertaria cada vez más tensionada, el «triángulo de hierro» que integran Karina Milei, Santiago Caputo y el propio presidente Javier Milei decidió avanzar con una maniobra que busca quebrar el bloque de Diputados del PRO en el Congreso Nacional. El objetivo es claro: aislar políticamente a Mauricio Macri y consolidar un nuevo esquema de poder parlamentario que responda directamente a la Casa Rosada.
En plena veda electoral, y con la mirada puesta en una eventual derrota de la diputada macrista Silvia Lospennato a manos del vocero presidencial Manuel Adorni, los hermanos Milei y Caputo convocaron a una reunión clave en Balcarce 50 con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Allí le exigieron que ejecute, a partir del lunes, un movimiento drástico: escindir a al menos 10 diputados del bloque que preside Cristian Ritondo para integrarlos al oficialismo libertario.
La jugada, de concretarse, significaría una ruptura histórica dentro del PRO. Según pudo reconstruir este medio, la condición impuesta por el entorno presidencial fue que esos legisladores tengan mandato vigente hasta 2027, con el objetivo de evitar negociar sus lugares en las listas para las elecciones del año próximo. El pedido cayó como un baldazo de agua fría en el entorno bullrichista, justo cuando el bloque atraviesa su momento más crítico.
La interna que anticipó la ruptura
Durante el tratamiento en comisiones del proyecto para restituir la moratoria previsional y debatir un aumento a los haberes jubilatorios, el bloque del PRO mostró sus fisuras. Dos sectores presentaron dictámenes distintos: uno encabezado por Daiana Fernández Molero, Luciano Laspina, María Eugenia Vidal, Germana Figueroa Casas y Martín Ardohain, propuso un aumento con “efecto fiscal neutro”; el otro, con Silvana Giudici a la cabeza, se alineó con libertarios y radicales afines para impulsar la creación de una comisión que elabore una reforma estructural del sistema previsional.
La diferencia de enfoques obligó a Ritondo a suspender la reunión de bloque prevista para ese mismo día, ante la imposibilidad de conciliar posiciones. La grieta interna, que lleva tiempo gestándose, se profundizó con esta situación y fue vista en la Casa Rosada como la oportunidad ideal para ejecutar el movimiento de ruptura.
Una de las diputadas que apoyó el dictamen más cercano al ideario macrista no dudó en remarcar las tensiones: “Nuestro proyecto tiene el aval de Macri. Es del PRO. Pero Bullrich ya es libertaria”, lanzó en diálogo reservado.
Bullrich bajo presión y la sombra de Karina Milei
No es la primera vez que Karina Milei marca el rumbo a Patricia Bullrich con formas poco sutiles. En su reciente afiliación a La Libertad Avanza, la secretaria general de la Presidencia no dudó en contar ante cámaras cómo obligó a la ministra a dar ese paso: “Agarre y le dije que tenía que afiliarse ahora”, relató, mientras Bullrich, a su lado, intentaba mantener la compostura.
Este nuevo pedido de fractura parlamentaria vuelve a ubicar a Bullrich en una posición incómoda. Desde su entorno, sin embargo, niegan cualquier tipo de presión. “No tenemos ningún apriete. Más bien, tenemos libertad para tomar decisiones cuando lo consideremos necesario”, respondieron al ser consultados sobre la reunión con los hermanos Milei y Caputo.
Riesgos colaterales: el voto del PRO ante el peronismo
La maniobra libertaria no está exenta de consecuencias. Si se concreta el quiebre del bloque, muchos de los «amarillos puros» quedarían sin espacio ni representación dentro del nuevo armado oficialista. “¿Cómo piensan que van a votar Vidal, Lospennato, Laspina o Figueroa Casas cuando el peronismo y Pichetto lleven al recinto el proyecto previsional? Van a votar con ellos”, advirtió, en tono sombrío, un legislador que ya dio el salto a las filas de Milei.
Más aún, si esos sectores se alejan, también se aleja la posibilidad de blindar un eventual veto presidencial. Incluso sin adherir a las propuestas de Unión por la Patria, los macristas que responden a la Fundación Pensar podrían votar con la oposición y debilitar el frente legislativo del oficialismo.
Una guerra fría entre Macri y Milei
El trasfondo de esta movida tiene una motivación estratégica: debilitar definitivamente a Mauricio Macri. Para el presidente y su círculo íntimo, el expresidente es un actor político incómodo, que disputa liderazgo, acumula influencia y articula con sectores del poder real. Aislándolo en el Congreso, Milei busca cortarle su base parlamentaria y neutralizar su rol de articulador de la centroderecha.
La ministra Bullrich, quien se convirtió en pieza clave del engranaje libertario en materia de seguridad y ahora también en la ingeniería política, se encuentra en una encrucijada. Si concreta la ruptura, dinamita los puentes con Macri y parte de su propio partido. Si no lo hace, arriesga su lugar de privilegio dentro del Gobierno.
Por lo pronto, en el Congreso y en la calle, todos aguardan los movimientos del lunes. Si la fractura se concreta, el mapa político argentino podría reconfigurarse de manera drástica. Y con él, el delicado equilibrio de poder entre Milei y sus socios circunstanciales.