Caputo insiste con la dolarización doméstica pese a la apatía del mercado

El ministro apuesta a secar la plaza de pesos y promete anuncios “sorprendentes”, aunque los indicadores muestran un escaso uso real de dólares en la economía cotidiana.

El ministro de Economía, Luis Caputo, sigue apostando a que los argentinos adopten cada vez más el dólar como moneda de uso habitual, a pesar de que sus primeros intentos en ese sentido no dieron los resultados esperados. Ni los comercios comenzaron a ofrecer precios en dólares, ni los consumidores se volcaron masivamente a utilizar billetes estadounidenses para sus compras cotidianas.

Desde el punto de vista técnico, la infraestructura bancaria, billeteras digitales y tarjetas de crédito ya permite operar en dólares. Sin embargo, los datos duros muestran que el uso sigue siendo marginal: según el último informe del Banco Central sobre pagos minoristas, en febrero se concretaron 1,9 millones de operaciones en dólares por un total de u$s2.947 millones. El promedio mensual por transacción fue de u$s1.500, lo que revela una concentración en operaciones puntuales, no un uso masivo.

Aun así, Caputo insiste con su estrategia. En la Expo EFI, celebrada en el Centro de Conferencias de Buenos Aires, anticipó que se anunciarán medidas “sorprendentes” para fomentar la “remonetización en dólares”. “Van a circular más dólares”, prometió, sin precisar de qué manera se lograría ese objetivo.

Una de las hipótesis que circula en el mercado es la posibilidad de habilitar el pago de impuestos en moneda extranjera, lo que abriría la puerta a un régimen de competencia de monedas. Sin embargo, esa medida implicaría modificar la ley que establece al peso como moneda de curso legal y plantea desafíos jurídicos y políticos de gran envergadura. Además, obligaría al Estado a manejar parte de su gasto —incluidos salarios públicos— también en dólares.

Por ahora, la principal herramienta de Caputo para forzar una mayor circulación de dólares es la estrategia de “dolarización endógena”: reducir al mínimo la cantidad de pesos en circulación para inducir a los agentes económicos a desprenderse de sus dólares. Pero los analistas son escépticos respecto a su viabilidad, y advierten que las expectativas pueden no ser suficientes para mover el mercado.

En ese sentido, algunos observadores interpretan los anuncios del ministro como parte de un intento por influir en el valor del dólar dentro de la actual banda de flotación, que va de $1.000 a $1.400. El Gobierno se comprometió con el FMI a comprar unos u$s2.000 millones antes del 30 de junio, pero hasta ahora el tipo de cambio se mantiene entre $1.170 y $1.200, lejos del piso de intervención oficial.

Las críticas no solo vienen de fuera del oficialismo. El exviceministro de Economía, Joaquín Cotani —cercano a Domingo Cavallo—, ya había advertido el año pasado que la dolarización endógena propuesta por Caputo podría agravar los riesgos financieros. En particular, señaló que transformar deuda interna pesificada en pasivos en dólares, sin reservas suficientes, “no es ningún alivio para inversores ni para el propio Gobierno”, y podría aumentar la probabilidad de un default.

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