Estados Unidos exige al FMI y al Banco Mundial volver a sus misiones originales y alejarse del “activismo climático”

En el marco de las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, instó a ambas instituciones a reenfocarse en sus objetivos fundacionales de estabilidad macroeconómica y desarrollo. Según el funcionario, la creciente atención a temas como el cambio climático, el género y los asuntos sociales ha desviado a estos organismos de sus funciones centrales y reducido su eficacia.

“Estas instituciones desempeñan un rol fundamental en el sistema financiero internacional”, afirmó Bessent durante una presentación ante el Instituto de Finanzas Internacionales. “Y la administración Trump está dispuesta a trabajar con ellas, siempre y cuando se mantengan fieles a sus misiones”.

Críticas al rumbo actual del FMI y el Banco Mundial

Bessent sostuvo que la expansión temática del FMI y el Banco Mundial responde más a “proyectos de vanidad” que a una verdadera necesidad institucional. “El FMI alguna vez fue firme en su misión de promover la cooperación monetaria global y la estabilidad financiera. Ahora dedica tiempo y recursos desproporcionados a temas que no forman parte de su mandato”, aseguró. “El FMI debe saber decir ‘no’. No tiene la obligación de prestar a países que no implementan reformas”.

El funcionario también pidió reformas estructurales para “garantizar que las instituciones de Bretton Woods sirvan a sus partes interesadas, y no al revés”. En este sentido, convocó a los aliados de Estados Unidos a sumarse a este esfuerzo de redireccionamiento. “América Primero no significa América sola”, subrayó.

El rol del Banco Mundial y la política energética

En cuanto al Banco Mundial, Bessent exigió una política tecnológica “neutral” y una mayor atención a la asequibilidad de las inversiones energéticas. Afirmó que, en la mayoría de los casos, esto implica priorizar proyectos vinculados a combustibles fósiles como el gas, aunque también dejó abierta la puerta al financiamiento de energías renovables, siempre que se acompañen de tecnologías capaces de mitigar su intermitencia.

La postura de Washington representa un giro hacia una visión más tradicional de los organismos multilaterales, en línea con la plataforma de política exterior y económica que impulsa la administración Trump en su nueva etapa. El mensaje es claro: menos activismo, más ortodoxia.

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