La política argentina vivió una semana cargada de tensiones, desplantes y derrotas. Mientras el presidente Javier Milei cruzaba el continente rumbo a Estados Unidos, el Senado le daba un golpe institucional al rechazar los pliegos de sus dos candidatos a la Corte Suprema. Un revés inédito desde el regreso de la democracia. Al mismo tiempo, la vicepresidenta Victoria Villarruel ganaba centralidad por ocupar —aunque sin oficina en Casa Rosada— el rol de presidenta en ejercicio.
En paralelo, la tan anunciada foto entre Milei y Donald Trump jamás ocurrió. Desde el entorno presidencial se excusaron con una falla técnica en el helicóptero del expresidente norteamericano, algo que no evitó que la anécdota fuera blanco de ironías y comparaciones con el clásico “no me arrancó el auto”. Para colmo, Trump agendó una reunión con Nayib Bukele para el 14 de abril, lo que no hizo más que echar sal sobre la herida.
Villarruel, entre Malvinas y el Senado
La figura de Villarruel se reactivó desde Ushuaia, donde encabezó los actos por el 2 de abril. Su presencia generó tensión con el oficialismo local, de corte peronista, pero también una cercanía inesperada con los veteranos de guerra, que la elogiaron por su postura sobria y por evitar el barro político. “Mejor que en la Rosada, seguro”, bromeaban en la previa. Allí se mostró como una dirigente con peso propio y sin intenciones de desaparecer del mapa.
Pero el regreso al Congreso le trajo tormentas. A cargo del Ejecutivo por el viaje presidencial, fue apuntada por sectores libertarios por no haber evitado el fracaso de los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla. Aunque la sesión estuvo a cargo del senador puntano Bartolomé Abdala, desde una cuenta atribuida a Santiago Caputo se deslizó que Villarruel habría “operado” la votación desde su despacho. La vice respondió públicamente y, de paso, reflotó la incomodidad que siente en un gobierno donde no parece del todo bienvenida: luego del triunfo electoral, Karina Milei le ofreció una oficina sin ventilación junto a la Sala de Prensa, gesto que muchos leyeron como un mensaje claro.
Senado: derrota sin defensa
La sesión en la Cámara Alta dejó más perlitas que argumentos. El jefe de bloque libertario, Ezequiel Atauche, intentó frenar el debate a último momento, pero fue desestimado incluso con chicanas. La UCR llegó tarde al quórum y terminó enojada por quedar afuera del tablero de apertura. El PRO, más rápido, se llevó la foto. Durante la discusión, ningún libertario defendió a los candidatos. El único orador oficialista, Juan Carlos Pagotto, dio un discurso ambiguo y luego se abstuvo de votar. “Eso explica su falta de entusiasmo”, interpretó un senador.
En el PRO y en el exterior, más cortocircuitos
La fallida foto con Trump dejó mal parado al canciller Gerardo Werthein, a quien en la Rosada acusan de no haber garantizado el encuentro. La excusa del helicóptero no convenció a nadie, y algunos ya lo ven tambaleando. Mientras tanto, Milei intentó compensar con selfies y videos, aunque la sensación general fue de oportunidad perdida.
La cena de CIPPEC, realizada apenas días después, sirvió como termómetro. Empresarios y dirigentes de todos los sectores destacaron cierta estabilidad económica, pero reclamaron institucionalidad. “Si todo se hace por decreto, después es más fácil desarmarlo”, advirtió la directora de CIPPEC, Gala Díaz Langou. Una frase que sonó profética.
La interna bonaerense no se queda atrás
En la Legislatura bonaerense también hubo turbulencias. La sesión para suspender las PASO fracasó en medio de disputas entre el kirchnerismo, el massismo y el gobernador Axel Kicillof. Mientras se retomaba el debate en Diputados, Kicillof encabezaba un acto en el Teatro Argentino de La Plata. Algunos legisladores seguían su discurso… desde el celular.
El gobernador habló de unidad y autocrítica. El murmullo fue inevitable. La tensión siguió creciendo el fin de semana con rumores de una reunión con Cristina Fernández de Kirchner, que fueron desmentidos rápidamente por ambos lados. Desde La Plata apuntaron a La Cámpora como responsable de la operación.
Una vicepresidencia en ascenso
Mientras Milei busca consolidar su poder desde afuera, las tensiones internas crecen. Villarruel, desde su rol en el Senado y su acercamiento con sectores que el oficialismo no termina de digerir, empieza a consolidarse como una figura a tener en cuenta. Incluso cuando los vientos corren en contra.