(Desde Washington, Estados Unidos) La alianza estratégica entre Javier Milei y Donald Trump ha redefinido las negociaciones entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Tras meses de conversaciones, el gobierno argentino se encamina a concretar un nuevo programa de Facilidades Extendidas antes de que concluya abril. Este acuerdo permitirá un alivio financiero crucial para sostener el plan de ajuste y avanzar en la apertura del cepo cambiario.
Sin embargo, algunos directores del FMI, especialmente de países europeos, mantienen reservas respecto a las condiciones y metas del nuevo programa. Según trascendió, estos reparos se centran en la capacidad de Argentina para cumplir con los requisitos técnicos y en la estabilidad política a largo plazo, un factor que ya generó fracasos en acuerdos anteriores con los gobiernos de Mauricio Macri y Alberto Fernández.
Los cuatro criterios del FMI y las dudas europeas
El FMI establece cuatro criterios esenciales para otorgar programas de acceso excepcional como el que negocia Argentina:
- Crisis en las reservas internacionales.
- Sostenibilidad de la deuda pública a mediano y largo plazo.
- Capacidad de acceder a los mercados financieros para repagar el préstamo.
- Respaldo político (ownership) para implementar el programa.
En las últimas experiencias argentinas, el cuarto criterio ha sido un punto crítico. Tanto Macri como Fernández enfrentaron presiones políticas internas que debilitaron la implementación de sus respectivos acuerdos, lo que terminó erosionando la confianza del organismo multilateral.
En el entorno de Milei confían en que la relación directa con Trump y el respaldo del Departamento del Tesoro estadounidense garantizarán la aprobación del nuevo programa. No obstante, algunos miembros del directorio del FMI advierten que no desean repetir los errores del pasado. En particular, preocupa que el acuerdo con Milei sea percibido como una concesión política más que como una medida técnica sólida.
El fantasma de los acuerdos fallidos
La historia reciente pesa en la mesa de negociación. En 2018, Macri obtuvo un crédito récord de 57.000 millones de dólares gracias a la intervención directa de Donald Trump. Pero la presión del kirchnerismo y las dificultades económicas llevaron al incumplimiento de las metas pactadas.
En 2022, bajo la gestión de Alberto Fernández, el FMI aprobó una reestructuración del acuerdo original, impulsada por el respaldo de la administración de Joe Biden. Sin embargo, la inestabilidad política y las disputas internas del peronismo—particularmente las tensiones con Cristina Fernández de Kirchner—llevaron a una nueva revisión del programa.
La actual administración de Milei busca diferenciarse. El presidente ha dado luz verde a un ajuste fiscal drástico liderado por el ministro de Economía, Luis Caputo, que hasta ahora ha sido bien recibido en Washington. Sin embargo, las recientes tensiones en el Congreso argentino, donde el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) del FMI fue aprobado por un estrecho margen, generan dudas sobre la viabilidad política a mediano plazo.
El peso de Trump en la negociación
Milei está convencido de que, si el directorio del FMI impone condiciones demasiado estrictas, podrá recurrir directamente a Trump para destrabar el acuerdo. Estados Unidos tiene el mayor poder de voto en el organismo (16,5%), lo que le otorga una influencia determinante en las decisiones del board.
Fuentes cercanas a la Casa Rosada aseguran que Milei ha cultivado un vínculo estrecho con Trump, y que este respaldo será fundamental para consolidar un acuerdo que permita fortalecer las reservas del Banco Central y avanzar hacia una eventual apertura del mercado de cambios.
En las próximas semanas, el FMI realizará una reunión informal donde Kristalina Georgieva presentará los lineamientos del nuevo programa. Allí, los directores europeos podrían marcar líneas rojas para evitar un nuevo fracaso, alertando sobre las consecuencias de aprobar un programa percibido como un favor político más que como una herramienta económica sostenible.
En este delicado equilibrio entre la diplomacia y la economía, Milei apuesta a que la alianza con Trump incline la balanza a su favor y le permita consolidar su ambicioso plan de reformas.