Con 61 votos a favor y 5 en contra, el Senado expulsó al senador entrerriano Edgardo Kueider, detenido en Paraguay con 200 mil dólares sin declarar. La decisión, que mostró alianzas insólitas entre libertarios y kirchneristas, dejó al descubierto un tenso entramado de presiones políticas, desacuerdos internos y estrategias de último minuto.
Un giro inesperado
El bloque de La Libertad Avanza, pese a las amenazas del oficialismo y las tensiones internas, terminó votando junto al kirchnerismo por la expulsión. Esta decisión contrarió al PRO, que había solicitado la suspensión sin goce de sueldo y el desafuero del legislador. “Nosotros teníamos la intención de esperar y suspender al senador Kueider, pero al no alcanzar los dos tercios necesarios, votamos por la expulsión”, explicó Ezequiel Atauche, del bloque libertario, minutos antes de la votación.
La suerte de Kueider quedó sellada tras el giro del bloque radical, liderado por Luis Juez, que pasó de respaldar la suspensión a apoyar la expulsión. Este cambio fue clave para la aplastante mayoría que dejó al senador sin su banca.
Presiones en medio del debate
La discusión, que se extendió por más de cinco horas, estuvo plagada de momentos tensos y giros dramáticos. Un cuarto intermedio de más de una hora sirvió, según fuentes legislativas, para que la Casa Rosada intentara influir sobre los votos de senadores clave, como los santacruceños José María Carambia y Natalia Gadano. Mientras tanto, en los pasillos del Senado, se especulaba sobre la ausencia de algunos legisladores tras supuestos llamados desde el Ejecutivo.
Mayans, jefe del bloque oficialista, no dudó en comparar a Kueider con Judas Iscariote y en reclamar la banca del entrerriano para el peronismo: “Queremos que nos devuelvan la banca que nos robaron por plata”. Por su parte, el radical Eduardo Vischi destacó que “la sociedad ya lo condenó” y señaló que el caso Kueider representa un claro quiebre ético para el Senado.
Un desenlace inevitable
El debate culminó con una votación que dejó pocas dudas sobre el destino de Kueider. Mientras peronistas, radicales y algunos libertarios se unieron para expulsarlo, el senador salteño Juan Carlos Romero se abstuvo, argumentando que la destitución no resolvía los problemas estructurales del Senado.
La polémica frase de la kirchnerista Anabel Fernández Sagasti sobre el temor de que Kueider “cante más que Valeria Lynch” resonó como un eco de las tensiones subyacentes. Mientras tanto, el formoseño Francisco Paoltroni, exlibertario, utilizó su intervención para denunciar lo que llamó una “matriz corrupta” en la política argentina.
El futuro político del Senado
La destitución de Kueider no solo dejó en evidencia las fisuras internas de los bloques sino también la influencia de factores externos en las decisiones legislativas. Con la expulsión ya consumada, queda la incertidumbre sobre cómo evolucionará el caso judicial en Paraguay y si las denuncias de corrupción vinculadas al legislador revelarán nuevos detalles sobre el entramado político argentino.