La economía argentina está experimentando un cambio significativo, con la balanza comercial energética dejando atrás el déficit y proyectando un superávit cada vez mayor. Este avance, crucial para un país con recurrentes problemas de divisas, es también una señal del fortalecimiento estratégico de Argentina en el sector energético.

El presidente Javier Milei, en su reciente visita a Chile, destacó la transformación energética de Argentina, impulsada por el desarrollo de Vaca Muerta. Según Milei, el país ha pasado de un déficit energético de casi 7.000 millones de dólares hace una década a un superávit de 4.000 millones en 2024, y las proyecciones indican que esta tendencia continuará creciendo.

El sector energético no solo promete seguridad energética para los próximos 150 años, sino también un aumento en las exportaciones de petróleo, gas y gas natural licuado (GNL), lo que posiciona a Argentina como un actor clave en el mercado global. Además, la reciente aprobación de la Ley Bases facilita la exportación de hidrocarburos, acelerando el aprovechamiento de los recursos energéticos del país.

En cuanto a la minería, Milei expresó su visión de replicar el éxito energético en otros sectores primarios, aspirando a convertir a Argentina en una potencia exportadora no solo en energía, sino también en recursos como el litio y el cobre. Con este enfoque, el gobierno busca consolidar una economía robusta y diversificada, capaz de generar ingresos sostenibles a largo plazo.

El vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning, también subrayó la importancia de la energía y la minería en el cambio estructural de la balanza de pagos de Argentina, sugiriendo que el país podría superar sus problemas de divisas con un superávit comercial proyectado de 30.000 millones de dólares en energía para 2030.

Este avance marca un antes y un después para la economía argentina, que se posiciona en un camino de crecimiento y estabilidad sin precedentes.