Alberto Fernández es ahora considerado parte del pasado en el peronismo. Esta percepción se ha expandido rápidamente dentro de Unión por la Patria (UP), donde ya no se cuenta al ex presidente como una figura relevante en la mesa política de la coalición. Esta exclusión podría parecer apresurada, pero refleja el estado de shock que ha causado la reciente denuncia en su contra por violencia de género.
El desencanto y la frustración con Fernández no surgieron de un día para el otro. Estos sentimientos vienen acumulándose desde hace tiempo, con un punto de inflexión marcado por el escándalo de la fiesta en Olivos, en la que también estuvo involucrada su exesposa, Fabiola Yáñez. A partir de entonces, los cuestionamientos se multiplicaron y su círculo de apoyo político se fue reduciendo drásticamente.
En la última etapa de su gobierno, Fernández ya había perdido todo poder real. Cristina Kirchner se distanció de la campaña electoral, y Sergio Massa asumió un rol de liderazgo, convirtiéndose en el presidente de facto durante la contienda electoral. Sin embargo, la derrota frente a Javier Milei desbarató esa dinámica, y Fernández, una vez finalizado su mandato, quedó completamente relegado en la escena política.
Un Escándalo que Sacude al Peronismo
La reciente denuncia de Fabiola Yáñez, quien afirma tener pruebas de maltrato físico y psicológico, ha generado una ola de críticas feroces hacia Fernández. La dirigencia peronista, que ya venía acumulando reproches hacia el ex mandatario, ha aprovechado esta situación para descargar su frustración, culpándolo por todos los errores y omisiones de su gobierno. Promesas incumplidas, decisiones postergadas y una incapacidad para liderar son ahora parte de su legado.
Pero más allá de las recriminaciones, la denuncia ha suscitado preguntas incómodas sobre el futuro del peronismo. ¿Cómo afectará este escándalo a la credibilidad del partido? ¿Hasta dónde llegará el impacto político? Aunque estas preguntas aún no tienen respuestas claras, la preocupación es palpable.
UP ha reaccionado rápidamente, distanciándose de Fernández con comunicados y acciones contundentes. Las mujeres de La Cámpora han expresado su apoyo a Yáñez, y el bloque de diputados ha presentado un proyecto para condenar la violencia de género. Sin embargo, aún falta escuchar la voz de Cristina Kirchner, quien ha guardado silencio sobre el tema.
El peronismo está en una encrucijada, sin saber si el escándalo que envuelve a Fernández afectará o no al partido. Lo que sí parece claro es que, para minimizar el daño, Fernández será empujado hacia el ostracismo político, condenado a un destierro que muchos en su partido ya veían venir, aunque no bajo estas circunstancias.