En junio de 2019, el presidente Nayib Bukele presentó su estrategia para enfrentar las pandillas criminales y reducir la violencia en El Salvador, un país que por años había experimentado altas tasas de homicidios. Bajo su mandato, se ha observado una notable disminución en los índices de violencia, pasando de una tasa de homicidios de 50,3 por cada 100 mil habitantes en 2018 a 7,8 en 2022.
El “Plan de Control Territorial” encabezado por Bukele consta de fases específicas. Además, inauguró el “Centro de Confinamiento del Terrorismo” (CECOT), conocido como la “megacárcel de Bukele”. Estas son algunas claves del plan de seguridad:
- Desmantelamiento de las finanzas de las pandillas: Bukele enfocó sus esfuerzos en interrumpir los ingresos de las pandillas, señalando la importancia de atacar a quienes financian estos crímenes. Se refirió a la relación entre los partidos políticos y las pandillas, destacando que estas últimas financiaban el 80% de sus operaciones mediante extorsiones.
- Recuperación de los centros urbanos: Se buscó el control de los centros de las grandes ciudades, identificados como los lugares que generan mayores ingresos a las pandillas. Para ello, se implementaron cámaras de seguridad y se aumentó la presencia policial, solicitando un refuerzo presupuestario de US$15 millones.
- Corte de comunicaciones en cárceles: Bukele identificó que un alto porcentaje de las órdenes delictivas provenían desde las cárceles. Para abordar esto, se bloqueó la señal de teléfonos en las prisiones. Sin embargo, denunció la corrupción de algunos guardias que deshabilitaban este bloqueo, permitiendo que los reos se comunicaran con el exterior.
- Rechazo al diálogo con pandillas: Aunque no estaba explícitamente contemplado en el plan, el presidente dejó en claro su posición: no estaba dispuesto a entablar diálogos con la pandilla Mara Salvatrucha ni con ningún grupo criminal.
Estas medidas conforman parte de la estrategia de Bukele para combatir la violencia, resaltando su enfoque en cortar los recursos financieros de las pandillas, recuperar el control de áreas urbanas estratégicas y restringir la comunicación de reos en cárceles para prevenir actos delictivos.