El presidente electo, Javier Milei, proyecta un escenario de estanflación y enfrentamiento prolongado contra la inflación durante los primeros dos años de su gestión, anticipando una retracción económica inicial. La combinación de la caída del Producto Bruto Interno con el aumento sostenido de precios se considera una “estanflación”, término usado por el dirigente para describir los próximos desafíos económicos de Argentina tras asumir el 10 de diciembre.

Milei prevé que el control efectivo de la inflación se logre entre 18 y 24 meses después de su asunción, comparando esta proyección con la experiencia de la convertibilidad, que tardó 20 meses en mostrar resultados similares.

El Indec ya registró una inflación considerable en octubre de 2023, y las consultoras privadas pronostican un mayor aumento en noviembre debido a la expectativa de liberación de precios con la victoria electoral de La Libertad Avanza. Se espera que la inflación continúe escalando en diciembre tras la implementación de las primeras políticas del nuevo gobierno, con pronósticos que indican un índice anual cercano al 300% en 2024, según el economista Fausto Spotorno.

En contraposición a la actual administración, Milei planea eliminar la Secretaría de Comercio encargada del control de precios, permitiendo a las empresas fijar sus precios según la oferta y la demanda. Este enfoque refleja la posición ideológica del nuevo presidente, enfocado en liberar controles y permitir que los mecanismos de mercado regulen la economía.

Expertos, como Claudio Caprarulo de Analytica, explican que la “estanflación” resultará en una caída en el empleo, poder adquisitivo y rentabilidad empresarial, aumentando el desempleo y la pobreza. Este término, popularizado desde los años 70, describe una situación donde la inflación y el desempleo son altos simultáneamente, desafiando la relación tradicional entre ambos indicadores económicos.

El país ha experimentado episodios de estanflación en los últimos años, según Equilibra, con una constante escalada en la inflación, pobreza, indigencia y empleo precario, reflejando un deterioro en los indicadores socioeconómicos.

La diferencia clave entre la inflación y la estanflación radica en que esta última combina un aumento de precios generalizado con una desaceleración o caída económica, acompañada por un aumento significativo en el desempleo. Este fenómeno económico, aunque menos común, representa una situación desafiante para cualquier país.