Después de un reinicio de la campaña, rumbo al balotaje, con cierto optimismo, en el centro de operaciones del oficialismo ahora manda la tensión y el nerviosismo. Después de ver a Javier Milei haciendo estragos en la televisión en vivo, en las últimas horas se reavivó la preocupación.
En el búnker de Sergio Massa, los próximos 12 días se perciben como determinantes para definir la segunda vuelta. Después de una semana donde desde las filas del propio oficialismo se admite que “no salió nada a favor”, ahora la atención se centra en el proceso inflacionario y la dinámica del mercado cambiario.
A pesar de un octubre con la inflación “controlada”, el arranque de noviembre fue peor de lo esperado para los funcionarios. El aumento de precios y el mercado cambiario bajo máxima tensión son motivo de preocupación. Se evidencian fuertes ajustes en rubros como los lácteos, con aumentos de hasta 20% y 25% en quesos y yogures, y también en las yerbas, que experimentan incrementos de hasta 20%. Además, algunas marcas de fideos registran fuertes ajustes. Estos aumentos se están sintiendo en los autoservicios y almacenes de barrio, que están fuera de los precios controlados por el Gobierno.
El nuevo “dólar exportador,” con un 70% de cotización oficial y un 30% contado con liqui, ha impactado en los precios finales. El tipo de cambio reconocido a los exportadores, alrededor de $500, ha encarecido las materias primas, y este mayor costo está repercutiendo en los precios de los productos terminados.
La falta de nafta en las estaciones de servicio también ha alterado el clima social, y el oficialismo busca evitar que los precios y el mercado cambiario vuelvan a ser motivo de preocupación. La estabilidad en las cotizaciones del dólar es fundamental en esta estrategia.
La inflación sigue siendo alta, aunque más baja que durante las peores semanas de agosto. La incertidumbre política y económica ha llevado a los argentinos a buscar cobertura en moneda extranjera, generando un récord de cobertura.
El Gobierno mantiene un status quo en el mercado hasta el domingo de la segunda vuelta, sin cambios en las tasas de interés ni en las reglas del juego en el mercado cambiario. La incertidumbre es tal que nadie puede predecir lo que sucederá el 21 de noviembre.