Es innegable que Javier Milei ofrece un espectáculo completo, al punto que la teatralidad se ha convertido en parte integral de su marca personal. Esto se refleja en detalles notorios, como su visible maquillaje para disimular la papada, el uso de una motosierra de utilería y la presencia de personas disfrazadas de leones en sus eventos. En La Libertad Avanza (LLA), el disfraz se convierte en la forma más auténtica de ser, y la cosplayer a cargo del maquillaje de “Peluca” desempeña un papel tanto ideológico como político.
Milei es cuidadoso en su imagen ante las cámaras, siempre cubriendo su cuerpo con algo, y su habilidad vocal abarca desde gritos desaforados contra diferentes objetivos hasta un tono susurrado y casi meloso cuando se le pregunta sobre la casta sindical. Además, al igual que una diva de la televisión, Milei elige con quién compartir un programa de televisión, lo que recuerda a la forma en que una figura establecida en los medios, como Mirtha Legrand, seleccionaría a sus invitados.
Sin embargo, más allá de este espectáculo evidente, hay una dimensión más interesante en el fenómeno Milei. Existe un rugido subterráneo y subliminal que conecta con su base de seguidores jóvenes en LLA. Milei proyecta y exalta una masculinidad desenfrenada, salvaje y rústica en todos sus actos. Este énfasis en la masculinidad se refleja en la forma en que utiliza objetos como una motosierra, siguiendo el ejemplo de líderes como Bolsonaro en Brasil. Para los Bolsonaro, la virilidad era un emblema, con figuras como Eduardo Bolsonaro exhibiendo su físico en el gimnasio y haciendo alusiones provocativas a la dictadura brasilera.
Sin embargo, Milei no tiene los mismos recursos que los Bolsonaro para encarnar esta masculinidad pura y dura. Más allá de la apariencia física, Milei enfoca su proyección de virilidad en su violencia verbal, buscando crear escenas cavernarias que sustituyan el despliegue de testosterona. A diferencia de otros líderes políticos, la seducción no forma parte de su estrategia; su vehículo es la violencia y el machismo.
Una foto reciente de Fátima Florez, supuestamente la novia de Milei, revela aspectos interesantes de su estrategia de imagen. Milei necesita narrar su relación con Florez para mantener la cohesión en sus seguidores y asegurarse de que su sexualidad sea vista como “normal”. La promesa de Milei a sus seguidores es la restauración de un orden masculino en el que ellos sean protagonistas, y su estrategia se basa en instalar temas polémicos y generar controversia, independientemente de si son reales o viables.
La campaña de Milei se centra en la creación de un orden machista que desafía la diversidad y el feminismo percibidos como amenazas a la masculinidad tradicional. En lugar de abrazar la diversidad y el respeto por las elecciones de vida de los demás, Milei busca liderar una revolución que busca restablecer los valores de una masculinidad en peligro. Su estrategia se basa en la promesa de una venganza contra aquellos que considera los últimos beneficiados por el sistema, como la comunidad LGTBQ y las mujeres.
En resumen, Javier Milei no es solo un showman, sino un portavoz de una visión de masculinidad perdida que busca recuperar a través de una política viril y confrontativa. Su estrategia se basa en la controversia y la confrontación, lo que ha llevado a su crecimiento en las redes sociales y en la política argentina.