Hubo una vez un salón del automóvil, pero ya es historia. Comenzó en 1897 en Berlín, como el Salón Internacional del Automóvil (IAA), y se celebró allí durante casi 50 años. Luego tuvo su sede en Frankfurt del Meno durante siete décadas. Hace dos años, todavía bajo la pandemia de covid-19, el organizador, la Asociación de la Industria Automovilística Alemana (VDA), cambió completamente su concepción en un intento de garantizar la supervivencia de la feria como una “plataforma de movilidad única a nivel mundial” en una nueva ubicación. Concretamente, Múnich.
Ahora la segunda edición está a la vuelta de la esquina: el canciller federal Olaf Scholz inaugurará la muestra el 5 de septiembre. Y cada vez que surge la oportunidad, la asociación automovilística VDA declara que ya no se trata de automóviles como tales, sino de “movilidad urbana”, de “ecosistemas de movilidad” y no de un único medio de transporte. Quizás con estos giros verbales se quiera distraer la atención del hecho de que ya no vengan tantos fabricantes de automóviles a Múnich como antes, aunque sí muchos más fabricantes de bicicletas.
A la conquista del mercado europeo
Por supuesto, los fabricantes nacionales insistieron en hacer una gran aparición en la capital del Land de Baviera: en primer lugar BMW, que tiene su sede en Múnich, pero también están representados Volkswagen y Mercedes Benz. Pero rápidamente la lista se va agotando: la francesa Renault está, el fabricante estadounidense de automóviles eléctricos de lujo Lucid y Rimac, un noble fabricante de automóviles deportivos de Croacia, también. Pero el grupo europeo Stellantis sólo envía de su amplia cartera a la filial alemana Opel. El recién llegado Vinfast, de Vietnam, retiró su compromiso poco antes del inicio de la feria.
Lo que resulta especialmente interesante es la aparición del fabricante chino BYD (Build Your Dreams). La empresa de Shenzhen, que recientemente superó a Volkswagen como líder del mercado en China, quiere dar en Munich el pistoletazo de salida a su conquista del mercado europeo, donde lanzará seis vehículos al mismo tiempo.
Los chinos presentan en Múnich el Seal U como primicia europea, así como su marca de lujo, Denza. BYD, que creció como desarrollador de baterías para teléfonos inteligentes, aprovecha precisamente esta ventaja: la batería de los automóviles BYD no requiere níquel, cobalto o manganeso y su fabricación es comparativamente más económica. Cuando se trata de software y trucos técnicos en vehículos eléctricos, los chinos han sido durante mucho tiempo el punto de referencia, al menos en su mercado local.
Tesla también llega
Aunque los coches eléctricos chinos siguen siendo una rareza en las carreteras alemanas (según el Centro de Gestión Automotriz, sólo circulan 1.448 BYD frente a 207.000 coches eléctricos de la marca VW), eso podría cambiar rápidamente, sobre todo porque los chinos, como en tantos otros productos, también aprietan en precios. Los fabricantes de Japón y Corea del Sur, que llegaron a Europa en las décadas de 1980 y 1990, pueden servir como ejemplo (de advertencia): antes ridiculizados, ahora forman parte de la vida cotidiana en las calles alemanas tanto como el VW Golf.
Sin embargo, para que no se hable sólo de los chinos, los organizadores se han esforzado mucho en traer a Múnich al pionero de los coches eléctricos, Tesla, que normalemente sólo utiliza eventos internos para presentaciones de sus productos. Tesla estará presente en el llamado Open Space en el centro de Múnich. Hay que saber que el concepto de feria prevé dos ubicaciones: por un lado, los espacios abiertos mencionados en distintos lugares de la ciudad para el público en general y, por otro lado, el centro de exposiciones a las afueras de la ciudad para visitantes profesionales (con un nivel de ocupación del 90%). BYD está presente en ambos lugares.
Se avecinan tiempos difíciles
Por supuesto, los fabricantes alemanes también harán todo lo posible y no querrán dejar el campo a los chinos sin luchar. La brecha del coronavirus se ha superado y las cadenas de suministro vuelven a funcionar. Las ventas y los beneficios aumentaron considerablemente en el segundo trimestre: la industria sigue siendo un motor de crecimiento en la, por lo demás, bastante maltrecha economía alemana. Sólo que no seguirá así. Los expertos en automóviles predicen tiempos difíciles. La consultora AlixPartners considera que “China va camino de convertirse en una superpotencia automovilística” y que el período de beneficios récord para los fabricantes alemanes “está llegando a su fin”. Los consultores de EY también ven que el viento sopla “cada vez más en contra” de los fabricantes occidentales.
En este sentido, la feria volverá a girar en torno al automóvil y a quién lleva la delantera en la carrera por los vehículos eléctricos ante el temido fin del motor de combustión. Para el mercado chino, la respuesta parece clara: las proyecciones esperan que los fabricantes locales tengan una cuota de mercado del 65% en 2030.
Si todo esto es demasiado para alguno, también puede ir en bici a Múnich. En el Jardín Inglés, el gran parque de la capital bávara, se instalará una pista de pruebas de cuatro kilómetros para todo tipo de vehículos de dos ruedas. Y también acudirán aquellos para quienes el coche es el enemigo por excelencia. Varias ligas de activistas han anunciado ya una gran manifestación, así como bloqueos y otras protestas novedosas.
(lgc/mn)
DW