El ministro Sergio Massa ha anunciado una medida contundente: la paridad del peso con el dólar se mantendrá inmutable hasta el 15 de noviembre de 2023. Además, se ha confirmado una intervención significativa en el mercado de cambios libre, destinada a mantener el valor en una franja no revelada públicamente. Esta acción, que podría considerarse un seguro de cambio, plantea consecuencias importantes que aún no han sido completamente exploradas por los medios y analistas.
El anuncio de un ministro de Economía y candidato a la Presidencia no puede tomarse a la ligera. Es una promesa que será defendida a toda costa, ya que cualquier incumplimiento podría dañar la credibilidad futura del funcionario. Esto puede desencadenar un fenómeno conocido como carry-trade, donde la inversión en moneda local conlleva una ganancia financiera a corto plazo, en este caso, alrededor del 30% en divisas debido a las tasas de interés locales del 10% mensual.
A medida que los inversores perciban esta oportunidad, podríamos observar una liquidación masiva de divisas en el mercado de cambios libre, con el objetivo de invertir en moneda local. Sin embargo, esto podría tener efectos impredecibles en la tasa de inflación a corto plazo, ya que el anclaje cambiario podría no ser creíble a mediano plazo.
A medida que se acerque la fecha de vencimiento del seguro de cambio implícito, es posible que la capacidad de intervención del Banco Central en el mercado de cambios libre se agote. En tal caso, podría haber un efecto de puerta 12, con un fuerte aumento del tipo de cambio libre. Además, las intervenciones del Banco Central en el mercado libre tienen costos significativos, ya que no son recursos propios.
Esta política también podría afectar el mercado oficial de cambios regido por la comunicación BCRA – A 3500. Los agentes del mercado tendrían incentivos para vender dólar futuro y aprovechar la tasa de interés implícita en los futuros. A medida que se acerque la fecha límite, la demanda por dólar futuro en el mercado oficial podría aumentar, forzando al Banco Central a intervenir vendiendo futuros de dólar de manera creciente.
En resumen, la política de tipo de cambio fijo en un contexto de alta inflación podría tener costos significativos y no parecería fomentar la producción ni mejorar los salarios. Experiencias pasadas muestran que estas políticas pueden desencadenar aumentos de la inflación y empeorar la distribución del ingreso. Aunque las intenciones pueden ser buenas, es esencial considerar todas las implicaciones antes de implementar medidas financieras complejas y de gran alcance.